Este es el titulo de la investigación periodística de Carleth Morales y su equipo, publicado por la Editorial Dahbar que nos narra los hechos acaecidos en Venezuela durante los 122 días de protestas en 2017 y los indicios sobre la violación de los Derechos Humanos.  En sus páginas encontrará cifras y los factores que detonaron las protestas, pero lo más relevante son “los testimonios registrados que hablan por los miles que protagonizaron el horror vivido en este nefasto capítulo de nuestra historia que no podemos permitirnos olvidar”.

 

¿Carleth qué te motivó a escribirlo?

Por responsabilidad como periodista, como madre, como venezolana.  Luego de las protestas de 2017 me preguntaba si había valido la pena que 158 personas perdieran la vida en este proceso donde el resultado final fue una asamblea constituyente y un llamado a dialogar.  Tengo una hija de 23 años que bien pudiera haber estado allí y me puse en los zapatos de esos padres que pedían justicia, que no eran escuchados, no obtenían respuestas de los organismos oficiales mas bien engavetaban los expedientes.  ¿Es que nadie va a investigar lo que pasó? me preguntaba a mi misma.  Quienes podemos hacerlo, debemos hacerlo.  Tenía una condición en contra y es que estoy a mas de 7 mil kilómetros de la fuentes. Contacté a Luis Fernando Ochoa y Ashley Flores en Venezuela quienes no dudaron ni un segundo en hacer equipo. Recolectamos los datos, contactamos a los familiares, todo con rigor periodístico y fuimos avanzando.

 

¿A cuantos personas entrevistaste? ¿cómo lo hiciste?

A más de 50 personas que están en Caracas, Lecherías, Maracaibo, Barinas y utilizando la tecnología que en Venezuela es muy precaria, porque cuando hay luz el internet no funciona. La verdad es que las hice por teléfono y utilicé las madrugadas por las diferencias de horarios.  Llevamos una metodología, con los hechos muy al detalle incluso por hora, desde el primero de abril hasta el 31 de Julio de ese año y luego nos avocamos a la parte humana que es la más difícil, pero no concibo el periodismo sin adentrarnos en el componente humano.

 

¿Qué fue lo más difícil?

Manejar el hecho tan complicado como el asesinato de un hijo, no puede haber nada peor en la vida que eso. Cuando te enfrentas a una madre que te cuenta como vivió el asesinato de su hijo lloras mucho, lloramos mucho. Serví de hombro donde apoyarse a la distancia. Intenté brindar compañía al tener a alguien que les escuchara, porque algunos necesitaban eso, hablar y ser oídos. Aprendí mucho, sobre todo a valorar, aún más a la familia, somos muy afortunados quienes la tenemos y a veces no le damos su exacta dimensión.

 

¿Qué buscan estas familias, justicia o venganza?

¡Justicia!  A todos los mueve la búsqueda de la justicia. Se mantienen viviendo en Venezuela tratando de encontrarla algún día. Hay padres que conocen el nombre del asesino de su hijo y el sistema no permite ni que les vean la cara, los ocultan. Hay otros que si  han visto en la calle a quien le quitó la vida a su hijo y se voltean para no ser reconocidos.  Escuchar a una madre que se siente impotente porque los tribunales engavetan los casos, es simplemente desgarrador. Un detalle más, la mayoría de los asesinados eran hijos únicos. La madre de uno de ellos, que está reflejado en el libro, no aguantó tanto dolor y se quitó la vida.  Todo esto te da una idea del estado de indefensión en que se encuentran los familiares, sin su ser querido y carentes de justicia.  Les destrozaron la vida,  ¿los vamos a olvidar?

 

¿Cuánto tiempo te tomó producir el libro?

Seis meses.  Está en Amazon y  distribuido en todas las librerías de Venezuela. En nuestro Instagram @QuienMatoALaResistencia estamos colgando desde el primero de abril toda la crónica y los testimonios. El fruto de la venta será para ellos, para las familias de estos 26 muchachos.

 

Poner en blanco y negro lo que sucedió en las protestas de 2017 es una responsabilidad ¿Qué más buscas con este libro?

En mis manos no está conseguir justicia, pero si está hacer ruido y quizás a través del ruido también consigamos justicia.  Y es que a través del ruido conseguimos informes como el que este 30 de mayo presentaron sobre posibles crímenes de lesa humanidad los expertos internacionales independientes designado por el Secretario General de la OEA.  Esta ha sido una de las noticias de mayor resonancia en Europa, extensamente difundida además, en todas las redes sociales.  Fíjate que el informe habla de más de 8 mil asesinatos y ejecuciones extrajudiciales desde el 2014, probablemente no todos en protestas sino como un plan sistemático de control social, pero… ¿Sabremos con exactitud la cifra? esto lo acoto porque, volviendo al libro, en él hablamos de 158 asesinados en las protestas de 2017 que es el número que manejamos los periodistas, pero las instituciones públicas del Estado reconocieron otras diferentes entre ellos mismos. El Ministerio de Comunicación, por ejemplo, registró la cifra más alta:  167 asesinatos, mientras que el Ministerio Público habla de 122.

 

¿Qué datos encontraste durante la investigación que llamaran tu atención y fuesen relevantes para contribuir en futuras investigaciones y juicios?

Al igual que el informe de la OEA, encontramos indicios del uso desproporcionado de la fuerza por parte de los cuerpos de seguridad del Estado.  De los 26 asesinados que documentamos, 22 fueron cometidos presuntamente por funcionarios de los diferentes cuerpos y 2 por civiles armados afectos al gobierno.  Hay indicios de que estas actuaciones obedecían a un patrón sistemático tanto en el tiempo como en las acciones. Cuando comenzaba la represión en Caracas, en el mismo momento se iniciaba en otras ciudades a la vez. En cuanto a la acción, 25 de los 26  casos documentados  murieron producto de un disparo en una zona vital: tórax, cabeza, abdomen, cuello e ingle. Tiraban a matar, hubo un patrón.  Este libro lo presentamos en Naciones Unidas y se lo entregamos a Kate Gilmore, Alta Comisionada por los Derechos Humanos de la ONU, ella agradeció el que hayamos documentado los casos y adherir el libro dentro del expediente de la ONU. Igual hicimos con el Parlamento Europeo y nuestra idea es consignarlo también en otros organismos internacionales para seguir sumando denuncias.

 

¿Quién mató la resistencia?

Es importante que nos hagamos esa pregunta y nos la respondamos.  Estos muchachos eran parte de la resistencia. En Venezuela, la mayoría se siente parte de ella, pero la resistencia no solo es una acción beligerante en la calle, es muchas otras cosas.  Y tenemos que hacernos la pregunta para saber si verdaderamente tenemos la voluntad de continuar  o tiramos la toalla.  Esta pregunta se la hice a todos a quienes entrevisté y la respuesta fue prácticamente la misma: la resistencia no está muerta, está dormida, esperando, trabajando de otra manera, no ha muerto.

 

¿Se pueda lograr rescatar la democracia en Venezuela?

Yo apuesto a que si. Visualizo la solución del conflicto en el país de la mano de la comunidad internacional, de una sentencia internacional en contra de los altos funcionarios del país, sentencia que puede ser luego ejecutada y a partir de allí comenzará en cascada a verse la acción de la justicia.  Pienso que la OEA, ONU, el Parlamento Europeo y otros, están apuntando en ese sentido. Hagamos entonces ruido en apoyar los informes que calcan exactamente, la realidad venezolana.

 

¿Qué podemos hacer los venezolanos por nuestros caídos?

Ruido, hagamos mucho ruido… un ruido ensordecedor. Apoyemos a estas familias, es lo menos que podemos hacer.