La canciller dijo que Panamá seguirá valorando todos los días la evolución de la situación en Venezuela. Gabriel Rodríguez.

Fuente: La Prensa

Panamá reitero que desconoce la segunda presidencia que asumió este jueves 10 de enero el gobernante Nicolás Maduro en Venezuela.

«Reafirmamos nuestra firme condena a la ruptura del orden constitucional y el estado de derecho en Venezuela», expresó la vicepresidenta y canciller de la República, Isabel de Saint Malo de Alvarado.

En vista de este desconocimiento, la canciller dijo que Panamá, al igual que una parte importante de países de la región, se abstuvo de enviar a un representante al acto de juramentación de Maduro.

La canciller dijo que Panamá seguirá valorando todos los días la evolución de la situación venezolana, para así definir nuevas decisiones que se tomen frente a este tema.

«El 10 de enero marca un nuevo momento (…) Hoy es quizás un punto de inflexión, de quiebre», señaló la funcionaria, quien añadió que será importante mantenerse a la expectativa de lo que ocurra en los próximos días.

«Decisiones nuevas podrán haber, todo está sobre la mesa», remarcó la funcionaria, quien prefirió no anticiparse en cuáles serían estas acciones.

En este contexto, la Organización de Estados Americanos (OEA) resolvió desconocer la legitimidad de la segunda presidencia de Venezuela que asumió Maduro.

La OEA adoptó la resolución seis días después de que el Grupo de Lima –integrado por Argentina, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Guatemala, Honduras, México, Panamá, Paraguay, Perú, Guyana y Santa Lucía– instara a Maduro a que no asumiera su segundo mandato y transfiriera el poder a la Asamblea Nacional hasta que se convoquen nuevas elecciones.

Estados Unidos y el Grupo de Lima consideran que los comicios de mayo en los que Maduro resultó reelecto no cumplieron los estándares mínimos de imparcialidad.

Por su parte, Maduro, quien en numerosas ocasiones ha denunciado planes de Washington para derrocarlo o incluso asesinarlo, dijo que Estados Unidos impulsa una «guerra mundial» contra Venezuela, con el respaldo de gobiernos aliados en el hemisferio.