Maryhen Jiménez, investigadora de Universidad de Oxford es quien afirma que según sus investigaciones más del 80% de venezolanos quiere un cambio político y han sido movilizados por María Corina.

Dicha información la maneja El Confidencial Digital, en una reseña Carlos F. Chamorros dice por qué la situación de Venezuela es un espejo de Nicaragua:

En una entrevista con Esta Semana, conversamos con la politóloga venezolana, Maryhen Jiménez, investigadora de la Universidad de Oxford, experta en regímenes autoritarios, y le preguntamos sobre los dilemas que enfrentan hoy María Corina Machado y la oposición venezolana, en un escenario que se asemeja a Nicaragua en 2021, cuando la dictadura de Daniel Ortega encarceló a siete precandidatos presidenciales opositores e impuso una farsa electoral para reelegirse sin competencia política.

Maryhen Jiménez retratada por Alfredo Lasry | RMTF

Cuando la coalición autoritaria ha perdido el apoyo popular y no puede ganar una elección competitiva, “el costo de salida es altísimo, salir del poder implicaría hasta no regresar, o no regresar por un tiempo”, advierte Jiménez, al reconocer que “cuando un gobierno autoritario decide cerrar por completo y por la fuerza, todas las vías, hay poco que pueda hacer la oposición”.

Sin embargo, describe un escenario de “incertidumbre en el que se puede cerrar aún más el espacio y la competencia en Venezuela, así como si la oposición logra mantener la presión ciudadana, electoral, constitucional y pacífica, de la mano de los actores internacionales, al menos se pudieran crear más incentivos para una negociación”.

El desafío de la oposición, afirma Jiménez, es “si puede lograr la despersonalización de la demanda mayoritaria de cambio, sin restarle importancia al liderazgo de María Corina Machado, cuya candidatura presidencial está vetada por el régimen de Maduro, para abonar a la construcción de una coalición que pueda intentar navegar en conjunto y en cooperación los retos que vienen antes y después de las elecciones”.

El calendario electoral en Venezuela

El chavismo anunció la fecha electoral para el 28 de julio, mantiene la inhibición contra María Corina Machado, y puso un plazo para la inscripción de candidatos que se vence en dos semanas, el 25 de marzo. ¿Este calendario fue acordado con algún sector de la oposición o es unilateral? 

Lo que sabemos es que en contextos autoritarios, quien tiene normalmente la última palabra es la coalición autoritaria. Todavía está en marcha aún cuando se ha intentado violar, el acuerdo de Barbados, ahí se estipulaba las elecciones para el segundo semestre del año, entonces, más o menos, el gobierno intenta jugar en ese marco.

Intentó también, en Venezuela, con fuerzas formalmente antichavistas, pero que muchos consideran una oposición “leal”, que no necesariamente quiere un cambio de tipo de régimen de una autocracia a una democracia, pero ahí no participó la plataforma unitaria la oposición, en la cual están los partidos más importantes de la oposición venezolana.

Entonces es un híbrido, dentro del acuerdo de Barbados, pero también el Gobierno intentando darle fuerza a esa oposición cooptada, para hacer ver que se negoció la fecha de las elecciones. Las coaliciones, sobre todo cuando pierden el apoyo popular, necesitan encargarse de fragmentar el campo opositor. Y para eso también adelantan las elecciones para tener un margen de maniobra mayor y tratar de imponerle más dilemas de aquí al 28 de julio a la oposición de la plataforma unitaria.

Todas las proyecciones electorales indican que el chavismo y Maduro representan una minoría política que a lo sumo lograría el 20% y que la gran mayoría del electorado en Venezuela quiere un cambio. Si la estrategia del régimen, al acercar la fecha de inscripción de partidos, y al inhibir a María Corina Machado, ganadora de las primarias de la oposición, apunta a dividir a la oposición. ¿Tiene la oposición una estrategia unificada para responder a esos desafíos? 

Vamos por partes, ambos bloques tienen problemas. El gobierno ya no es un movimiento de masas, el chavismo ya no logra conquistar grandes mayorías como en algún momento lo pudo hacer. Además, tiene un candidato impopular un 80% de rechazo más o menos constante a lo largo del tiempo. Y por último, Venezuela es un caso de gran corrupción y de violaciones de derechos humanos. Tiene una investigación pendiente ante la Corte Penal Internacional. Entonces, el costo de salida es altísimo, salir del poder, implicaría hasta no regresar o no regresar por un tiempo.

Evidentemente, para poder ganar, ¿qué necesita hacer el gobierno? Fragmentar el voto opositor y sembrar dudas sobre el proceso electoral para que un grupo de la oposición se abstenga.

La oposición logró hacer unas primarias el año pasado, logró movilizar a 2 millones de personas que votaron a favor de María Corina Machado. En el marco de la Plataforma unitaria, la oposición tiene una candidata que ha logrado despertar nuevamente el entusiasmo por la política, pero que ha sido inhabilitada para precisamente restarle competitividad al campo opositor. Entonces, ¿qué va a hacer ella? Y además, ¿qué va a hacer la plataforma unitaria?  ¿Podrán los actores opositores darle relevancia a construir una institucionalidad interna que le dé fortaleza. independientemente de la persona? ¿Es posible la despersonalización, sin restarle importancia al liderazgo de María Corina para abonar a la construcción de una coalición que pueda intentar navegar en conjunto y en cooperación los retos que vienen antes y después de las elecciones?.

Imaginemos un escenario en el cual la oposición logra ganar en las elecciones del 28 de julio. ¿Cómo se mantiene en el poder o cómo puede gobernar a lo largo del tiempo? ¿Cómo pasa reformas de Estado o reformas en políticas públicas? Tiene que construir una coalición que le permita avanzar y gobernar. Y por otro lado, el próximo año vienen elecciones legislativas y elecciones regionales. Entonces ahí también sería un incentivo construir esa coalición que permita a todos los actores opositores que están comprometidos con una ruta democratizadora abonar a ese colectivo para tratar de salir victoriosos el próximo año en ese proceso electoral. Yo creo que ahí también para María Corina, se abre un incentivo para ella, tratar de avanzar también con su proyecto político.

El liderazgo de María Corina Machado

Hasta este fin de semana, María Corina Machado sigue haciendo campaña y sostiene que no hay un candidato sustituto a su postulación. ¿Cuál es su estrategia de fondo? ¿Es invalidar la elección, dejar vacía esa casilla, si no se puede inscribir, o presionar hasta el último momento para decidir sobre si apoya o no a otro candidato?

Eso todavía no lo podemos responder con mucha certeza. Ella ha sido muy clara en decir que esto es hasta el final. Hasta el final implica, al menos por ahora, la fecha de la inscripción, y ahí podremos ver qué podrá hacer ella. Si efectivamente no le permiten participar y no le permiten registrarse, ella tendría que manejar una estrategia distinta.

Lo importante es que sea de la mano de la plataforma unitaria para que ella pueda seguir cumpliendo un rol en el proceso de campaña y en el proceso de la construcción de una alternativa democrática. Si bien ella de repente no podrá inscribirse, puede seguir jugando un papel importante en la construcción del gran momento. Recordemos que como ella salió electa de la primaria, tiene un apoyo de más de dos millones de personas que la eligieron como liderazgo. Entonces ahí pudiera ella seguir influyendo en el proceso y seguir acompañando esta campaña. Como ella también ya ha dicho que no piensa salirse de la ruta electoral, vamos a estimar que estaría planteándose un escenario donde ella pueda acompañar el proceso de cambio.

Los regímenes autoritarios son trituradoras de carreras políticas alternativas. Entonces ahí hay una cooperación pudiera lucir interesante para María Corina y su movimiento y así compartir los costos para ella poder seguir teniendo relevancia en en el proceso de aquí a julio, si no es la candidata para seguir influyendo de otras formas de la mano de la plataforma, y también fortalecer ese proceso.

Hablábamos justamente de cómo despersonalizar la política para darle fuerza. Sabemos que 80% de la población venezolana quiere ese cambio, entonces abonar en esa ruta. Si bien es cierto que ella ahorita es la referente por excelencia del liderazgo opositor, eso puede cambiar.

Entonces la pregunta para todo el campo democrático, hoy en día, es cómo tratar de construir una estrategia que vaya en paralelo, dándole el marco y el margen importante que que requiere el liderazgo de María Corina, pero sin abandonar una estrategia macro colectiva que permita dar cauce al deseo de cambio de la sociedad venezolana.

Pero si el chavismo no puede ganar una elección competitiva y, en este momento las proyecciones lo dicen claramente, ¿qué garantías habría de que, inhibida María Corina, le permitirían participar a otro candidato que igual derrotaría a Maduro? Y pongo el ejemplo de Nicaragua, en 2021 el régimen de Ortega empezó encarcelando a los principales candidatos opositores y el único partido opositor que estaba legalmente inscrito dijo “vamos a ir con el que quede”. Al final, Ortega encarceló a los siete posibles candidatos presidenciales porque no podía ganar una elección competitiva. ¿Es diferente el caso de Venezuela?

Por ahora había sido diferente. Hemos estado viendo a lo largo de los últimos meses que la política de represión está aumentando. Vimos también una política de represión más grande hacia el equipo de María Corina, esa persecución selectiva también hacia el liderazgo opositor, busca tener un efecto amplificador que desmoralice y desmoviliza a la sociedad y busca también que un grupo de la oposición diga no es viable participar bajo estas condiciones y se vaya a la abstención.

Si es posible un camino como el nicaragüense, no lo sé. De repente sí, de repente no. La diferencia es que hay un marco del acuerdo de Barbados, y hay unos actores internacionales que están observando el proceso y que tienen todavía una capacidad de influir para que eso así no sea. El Gobierno anunció que la Unión Europea, la ONU, el Centro Carter, podrán asistir al proceso electoral del 28. Entonces hay todavía unas ventanas que pudiera la oposición manejar.

Ahora, cuando un gobierno autoritario decide cerrar por completo y por la fuerza, todas las vías hay poco que pueda hacer la oposición. Todavía hay estas pequeñas ventanas en Venezuela y hay que ver si esa ventana se puede construir en una puerta. No está garantizado, porque como decíamos al principio, el costo de salida es altísimo. Entonces hay unos incentivos para aferrarse al poder a toda costa.

La presión externa y de la calle

 ¿Qué impacto puede tener la presión internacional que mencionaba? Particularmente el gobierno de Estados Unidos ha dicho que en el mes de abril va a tomar una decisión en relación a las sanciones que suspendió,si la vuelve a establecer. ¿Puede esto generar una apertura o por el contrario, le permitiría a Maduro justificar mayores restricciones para no tener una elección competitiva y de eliminar partidos y candidatos? 

Pueden ser ambas cosas. Todavía existe una pequeña incertidumbre de que puedan ser los dos caminos. Se puede cerrar aún más el espacio y la competencia en Venezuela, así como si la oposición logra mantener esta presión ciudadana, electoral, constitucional y pacífica de la mano de los actores internacionales, al menos se pudieran crear más incentivos para una negociación. Algo que casi nunca se ha hablado en el caso venezolano son las garantías. Unas garantías para poder garantizar una transición. ¿Hacia qué tipo de régimen político? No sabemos si sería directamente una democracia o un régimen híbrido.

Es decir, hay un proceso que todavía se tendría que construir, de seguir la oposición avanzando en este camino. Y además unos actores internacionales que estén observando el proceso, que logran llegar a Venezuela en el proceso y se dé un desenlace, ahí es donde justamente el gran punto sería mantener el canal de la negociación para discutir esas garantías de coexistencia pacífica y de transición.

¿Qué peso tiene el liderazgo de María Corina Machado versus los otros liderazgos políticos y los partidos políticos que pueden estar habilitados para inscribirse en esta elección. 

La mesa de la Unidad Democrática todavía está habilitada para presentar candidatos. María Corina no tiene un partido registrado y todo esto es por diseño, un mecanismo para limitar la capacidad institucional y política de la oposición es diseñar un sistema de partidos que permita competir a unos y no a otros.

A lo largo del tiempo, el chavismo fue creando un sistema de partidos que favoreciera más a las casillas o los partidos menos competitivos. Precisamente, parte de la lucha de algunos todavía es la recuperación de su tarjeta, como en el caso de Acción Democrática. Primero Justicia, también Voluntad Popular.

Entonces es un contexto muy complejo en el cual el gobierno ha perdido su capacidad electoral y para tratar de ser, entre comillas, competitivo, en procesos electorales, ha ido descalificando a todos los opositores con capacidad de movilización.

Ahora resulta que el 80% de la sociedad venezolana quiere un cambio. Esa realidad está ahí. Entonces, el punto es cómo la oposición democrática puede hacer algo con esa voluntad de cambio que existe hoy y que no existía de esta forma hace diez años, cuando todavía el chavismo conservaba más apoyo de sus bases.

Entonces, ahorita viene ese gran dilema cómo inscribir al candidato o a la candidata. ¿Qué pasa si más adelante el gobierno crea más trabas? Podemos esperar justamente más trabas. Precisamente por eso, insistía en el acompañamiento de actores internacionales, no solamente de Gobiernos, sino también de organizaciones sociales, organizaciones de derechos humanos en todo el mundo democrático.

El movimiento político en los espacios públicos, en las calles, que hoy lidera María Corina Machado ¿sigue siendo un factor de incidencia de presión? ¿Va a tener un impacto en este proceso electoral, o tiende a desmovilizarse?

Eso va a depender mucho de la capacidad de la oposición de hacer una transferencia de ese capital a la causa colectiva, y qué tipo de campaña puedan construir a medida que los dilemas vayan aumentando.

Cuando vemos las calles desde octubre del año pasado, con las primarias, de verdad que es alentador, porque en un país con censura, con persecución hacia sociedad civil, persecución hacia partidos políticos, que la sociedad venezolana en pueblos aislados de los centros urbanos salga a la calle a expresar su convicción de cambio y apoyo a la candidata de la oposición me parece muy importante.

El hartazgo con la situación económica, política, social y sobre todo familiar. Casi ocho millones de venezolanos están fuera y eso ha fragmentado la sociedad venezolana, dejando unas grietas, heridas muy importantes, y por eso es que la esperanza de cambio está vinculada también al retorno, así sea parcial de familiares. Todo eso también es lo que estamos viendo en las calles, la esperanza de una reconciliación. Eso ha sido muy poderoso y María Corina ha sabido explotar esa necesidad, porque el deseo de cambio, la esperanza de cambio, va más allá.

Ese es un gran poder ciudadano que está en construcción y que la oposición venezolana tendrá que analizar cómo seguir dándole cauce a medida que la represión pueda aumentar. Cómo proteger ese capital social y político que es muy importante a medida que el Gobierno, cada vez que ve esas manifestaciones de alegría, de fe, de necesidad de cambio, también se puede asustar. Entonces es un balance muy delicado por el contexto autoritario que hemos descrito.