Un terremoto de magnitud 7,8 en la escala de Richter ha sacudido en la madrugada de este lunes el sureste de Turquía y el norte de Siria.

Nueve horas después, un segundo temblor de 7,6 se ha registrado en el centro de Turquía, un país situado en una de las zonas sísmicas más activas del mundo. Los temblores, seguidos de decenas de réplicas, han dejado más de 2.400 muertos, 7.400 de heridos y un número aún por estimar de desaparecidos.

En Turquía hay al menos 1.514 fallecidos, según las autoridades, que cuantifican también 2.834 edificios derrumbados.

El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, ha asegurado que su país vive “la mayor tragedia” desde el gran terremoto de Erzincan en 1939, que dejó 30.000 fallecidos, y advierte de que la cifra de víctimas puede ser aún mayor.

En Siria se han registrado más de 538 muertos en zonas controladas por el Gobierno y otros 380 en el noroeste, controlado por los rebeldes, donde han colapsado más de 405 edificios. Siria ha decretado el cierre de todos sus centros escolares y Turquía, la clausura de los colegios en las provincias afectadas.