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De camuflado, fuertemente armados y sonrientes, así aparecieron los líderes de la “Segunda Marquetalia”, ‘Iván Márquez’, ‘Jesús Santrich’, ‘Romaña’ y ‘El Paisa’, todos firmantes del Acuerdo de Paz que hace poco más de un año retomaron la vida guerrillera y lanzaron su intento por revivir las antiguas FARC.
La imagen hace parte de un comunicado que fue publicado varias redes sociales asociadas a este grupo armado, así como en una cuenta de Facebook recientemente creada a nombre de Iván Márquez. En él critican fuertemente al gobierno de Iván Duque, al que acusan de ilegítimo y criminal, de querer “incendiar al país”.
Al presidente Duque lo señalan de ser un títere del expresidente Álvaro Uribe Vélez, hoy en prisión domiciliaria por un caso de presunta manipulación de testigos, sobre quien reclaman responsabilidad por décadas de violencia paramilitar desde el Estado y de “eclipsar simultáneamente sus alianzas con el narcotráfico”.
“El gobierno Duque-Uribe convirtió la destrucción del más hermoso sueño de los colombianos en el principal objetivo de su estrategia. Un par de locos sueltos actuando contra el sentido común, que ya no solamente están incendiando al país, sino que buscan también, bajo el apremio de Washington, incendiar el vecindario”, se lee en el comunicado firmado por Luciano Marín Arango (‘Iván Márquez’), Seuxis Paucias Hernández (‘Jesús Santrich’) Henry Castellanos Garzón (‘Edinson Romaña’), Aldinever Morantes, José Vicente Lesmes (‘Walter Mendoza’) y Hernán Darío Velásquez (‘el Paisa’), que firma con su alias de ‘Óscar Montero’.
Con su mensaje queda claro que no han cambiado de narrativa, aunque en él se refieren a varios escándalos de la actualidad política nacional, como la ‘ñeñepolítica’ -o la supuesta entrada de dineros del narcotraficante José “El Ñeñe” Hernández a la campaña presidencial de Iván Duque, de quien era amigo personal- las acusaciones de compra de votos y corrupción de la exsenadora Aída Merlano -que señaló entre otros a poderosos clanes políticos de la costa caribe colombiana como los Char y los Gerlein para quienes los guerrilleros piden muerte política- o las muertes de civiles a manos de la Policía en las jornadas de protestas del pasado 9 y 10 de septiembre en Bogotá.
“El actual gobierno tiene el alma contagiada de narcotráfico, de fraude electoral y compra de votos, y sus manos manchadas de sangre”, sostienen.
Lo que sí renovaron fue su armamento, ya que en la imagen difundida se les ve con modernos fusiles automáticos como un AUG austriaco o un fusil Famas francés. Atrás quedaron los viejos AK-47 con los que hace 13 meses aparecieron por primera vez en el famoso video donde anunciaban el regreso de las FARC a las armas, una empresa que si bien les ha servido para intimidar en lo discursivo, están lejos de conseguir pues la gran mayoría de grupos disidentes de la antigua guerrilla ya no reconoce el mando de Márquez y compañía.
Sin embargo, en la misiva insisten en criticar no solo al gobierno sino en hacer llamados a la ciudadanía para que se mantenga en las calles protestando y exigiendo la renuncia del presidente.
“Duque debe irse anticipadamente de la presidencia de la república, porque es un mandatario ilegítimo, porque le quedó grande el más elevado cargo de la nación, porque quiere generalizar el caos destruyendo el equilibrio de poderes al incurrir en desacato y cuestionamiento público a decisiones de la Corte Suprema de Justicia, porque quiere borrar a plomo las movilizaciones sociales que hoy estremecen al país, y porque Colombia no quiere la dictadura”, afirman.
Reclaman entonces un gobierno “democrático, incluyente, del pueblo y para el pueblo; un nuevo gobierno de coalición democrática, que garantice la paz completa sin traiciones”, pues según ellos el actual de Duque solo quiere “que muera Sansón y mueran todos los filisteos con tal de salvar de la cárcel y del castigo judicial a su jefe político Álvaro Uribe”.
La reaparición de los líderes de la “Segunda Marquetalia” con un mensaje político se da en un momento en el que este grupo armado viene teniendo una ofensiva en ciertos territorios del país, a los que han llegado a disputar con el ELN, el Clan del Golfo y otras disidencias de las FARC el control del territorio y las rentas ilegales.
Su mensaje, que trata de reivindicar viejas luchas y tomar partido con las actuales demandas sociales, se torna irónico al venir desde la clandestinidad por parte de un grupo de hombres que le incumplieron al anhelo de paz de todo el país.