La persistencia de los ciudadanos conscientes de sus responsabilidades con el país será lo que en definitiva saque a Venezuela de esta grave crisis. Por eso no nos doblegamos, por el contrario, nos mantenemos de pie, luchando, para lograr los objetivos que se resumen en el cambio de gobierno lo antes posible y en los parámetros constitucionales, porque este pésimo régimen es el punto de partida de todos los males que nos aquejan en esta hora aciaga. Hemos sido muy claros desde este espacio para admitir y enumerar los errores que se han cometido desde el escenario oposicionista, pero también hemos sostenido la idea de que se debe mirar siempre hacia adelante, porque solo así será posible librar a la nación de esta insoportable tragedia.

Antes de cerrar el año se dejó plasmada en la agenda parlamentaria, el punto concerniente del juicio político al presidente de la República. Pues bien, ese debate está confirmado y será la manera de arrancar esta nueva legislatura, tal como lo dio a conocer en su discurso de toma de posesión como presidente de la Asamblea Nacional, el diputado Julio Borges. No se trata de un “salto al vacío”. Lo que se acordó tiene relación con la declaratoria de la ruptura del orden constitucional como consecuencia del golpe judicial continuado contra nuestra Carta Magna, en detrimento de los derechos humanos, políticos, económicos y sociales del pueblo venezolano.

Cabe recordar la memorable sesión del foro legislativo el pasado 23 de octubre. Las razones para aprobar ese día la resolución que fue difundida dentro y fuera del país, siguen vigentes. Comenzando por la trastada de designar irregularmente a los magistrados del TSJ que, tal como se ha demostrado, no cumplen con los requisitos elementales para ocupar esos cargos. Convirtieron la Sala Constitucional en un eje saboteador de las actividades legislativas mediante sentencias previamente cocinadas en Miraflores y desprovistas de soporte constitucional. Abusivamente, a través del Consejo Nacional Electoral empastelaron la convocatoria del legítimo derecho de los venezolanos a promover un referéndum revocatorio. Han profundizado la persecución, mientras se agudiza la hambruna, con los diabólicos efectos de la escasez, la inflación, la devaluación y la escalofriante inseguridad.

Una Venezuela unida, expresándose por intermedio de sus movimientos vecinales, políticos, gremiales, estudiantiles, religiosos, educativos,  trabajadores y empresarios, los de las ciudades y los del campo, en definitiva, todo el pueblo, acompañará esta declaratoria del abandono del cargo de un presidente que se apartó del camino constitucional.