Se trata del «Memorando de Entendimiento de cooperación sobre flujos migratorios irregulares, que propuso Panamá como un primer paso para atender de forma integral y responsable la situación de los migrantes en la zona fronteriza», informó la Cancillería panameña.
El convenio, firmado por altos funcionarios de Migración de ambos países, indica que «las autoridades colombianas compartirán con la contraparte panameña información en un término no superior a las 24 horas respecto de los migrantes procedentes de Colombia que se dirigen a la frontera con Panamá».
Este acuerdo se alcanza cuando hay en Colombia más de 10.000 migrantes irregulares y refugiados esperando por pasar a Panamá en su viaje hacia Norteamérica, según informó el pasado lunes el Consejo Noruego de Refugiados (NRC).
«Panamá ha estado recibiendo flujos migratorios irregulares por más de una década, llegando a su punto más alto en 2015 y 2016, cuando llegaron a más de 30.000 migrantes cada año. No obstante, durante todos estos años no se había logrado establecer algún acuerdo con Colombia sobre esta compleja situación», dijo este viernes la Cancillería panameña.
El Gobierno panameño ha informado de una repentina subida en la cifra de migrantes que llegan al país atravesando la selva del Darién, la frontera natural con Colombia, en una travesía plagada de peligros no solo derivados de la naturaleza tropical, sino también por la presencia del crimen organizado transnacional.
Durante el primer trimestre de 2021 han ingresado de manera irregular por esa vía a Panamá 7.150 migrantes, 4.403 solo en el mes de marzo, según datos difundidos por la Cancillería panameña a inicios de este mes abril.
En general se trata de familias enteras de haitianos pero también asiáticos, africanos y cubanos, de acuerdo con las autoridades panameñas e internacionales, que también han informado de un aumento exponencial de la presencia de infantes en estos grupos.
Los migrantes son movilizados por redes internacionales de tráfico de personas, y muchos llegan a Panamá tras haber cruzado varios países suramericanos.
El pasado 9 de abril la canciller panameña, Erika Mouynes, propuso en una cita virtual a su par colombiana, Claudia Blum, acuerdo que permita un flujo controlado de migrantes irregulares, similar al implementado con Costa Rica en el 2016, cuando la llegada masiva de esta personas en tránsito generó una crisis humanitaria en la frontera común.
El convenio anunciado este viernes se logró en seguimiento a la cita de inicios de este mes, indicó el Ministerio de Exteriores panameño.
«Es importante abordar la migración irregular de manera proactiva, integral y oportuna a fin de evitar que escale a una crisis humanitaria. Este enfoque cobra mayor relevancia en estos momentos cuando, por razón de la pandemia, es particularmente sensible el control biosanitario», dijo Mouynes, según el comunicado oficial.
La Cancillería panameña «está buscando lograr la colaboración de todas las naciones de la región que están involucradas, de manera que se pueda atender de una forma integral esta problemática regional», añadió.