POR: EL NACIONAL

El gobierno de Japón afirmó este miércoles que considera difícil permitir la llegada de público extranjero para los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de Tokio de este verano, aunque señaló que aún no se ha tomado una decisión al respecto.

El ministro portavoz del gobierno japonés, Katsunobu Kato, dijo en rueda de prensa que el cometido del Ejecutivo es “encargarse de la seguridad del pueblo nipón” y señaló que la entrada de visitantes foráneos para los juegos se ve complicada por el riesgo de propagación de nuevas cepas del coronavirus.

Kato se pronunció así al ser preguntado por las informaciones publicadas en días previos por medios locales, que señalaban que el Ejecutivo japonés habría tomado ya la decisión de excluir a los espectadores extranjeros de la cita olímpica, un extremo que no quiso confirmar.

El comité organizador, por su parte, señaló hoy en un comunicado que la decisión sobre los espectadores extranjeros “se tomará hacia finales de mes y se basará en factores que incluyen el estado de las infecciones en Japón y otros países, posibles medidas de prevención de la pandemia y consejo médico de los expertos”

Se espera que el gobierno japonés y el comité organizador de los juegos de verano celebren una reunión a distancia con el Comité Olímpico Internacional y otros dos organismos, posiblemente la próxima semana, para tomar una decisión formal sobre la cuestión de los visitantes extranjeros, según adelantó la agencia local Kyodo.

El gobierno, según fuentes sin identificar citadas por Kyodo, llegó a la conclusión de que no es posible recibir a los aficionados del exterior debido a la preocupación del público japonés por el coronavirus y al hecho de que se han detectado variantes del covid-19 más contagiosas en otros países.

Japón prohíbe desde finales del pasado diciembre la entrada a su territorio de todos los viajeros extranjeros que no cuenten con visado de residencia, por norma general, una decisión que seguirá en vigor hasta nueva orden.

La exclusión de visitantes extranjeros para los juegos restaría a la organización unos ingresos previstos de 10.000 millones de yenes (77 millones de euros/ 91 millones de dólares) por las entradas que se dejarían de facturar a estos, según una estimación del diario económico nipón Nikkei.