La selección de esgrima de Venezuela se vio afectada por su llegada a destiempo al Panamericano. Foto: Cortesía.

Cuando un equipo, de cualquier especialidad, no se presenta a su compromiso o en su defecto la cantidad de sus atletas no alcanza a la mínima reglamentaria, se declara una victoria del rival por la vía de forfeit, palabra francesa que significa perder.

En poco más de un mes, tres selecciones venezolanas se han visto perjudicados por esta regla. ¿Por qué? ¿Se imaginan al menos? ¿Les suena la palabra desorganización?

El primer ejemplo es de la selección de voleibol, que no llegó para su compromiso de la Liga Mundial 2017, en Frankfurt, Alemania. Un retraso en la emisión de boletos fue clave para que los jugadores no arribaran a tiempo a su compromiso.

En este sentido, Judith Rodríguez, presidente de la Federación Venezolana de Voleibol (FVV), alegó que no era responsable de la situación porque el ente no cuenta con una aerolínea o avión privado. Parece mentira, pero así fue.

Otra selección que se vio afectada fue la de esgrima, que por problemas para salir de Venezuela, al no conseguir boletos aéreos, llegó tarde a su primer compromiso en el Panamericano de Montreal.

Improvisación total

Por último, la selección de softbol también perdió su primer juego en el Mundial de Canadá. ¿La razón? El retraso en la tramitación de la visa canadiense, que provocó que los jugadores no pudieran viajar a tiempo.

Al respecto, el periodista venezolano Juan José Sayago agregó esta información. «Recordemos que desde hace 4 años no hay consulado canadiense en Caracas, por ende ese trámite debe hacerse por México».

A esta selección hay que sumarle la crítica que hizo la estrella del equipo, Ramón Jones, quien al final decidió no viajar por lesión.

«La preparación no fue la mejor. No hemos tenido más competencia internacional desde el Panamericano del 2015, desde ahí prácticamente hemos tenido un año sabático donde no hicimos nada», le dijo el lanzador al diario Versión Final.

Con todo y esto, el Gobierno nacional sigue hablando de una «generación de oro», cuando en realidad lo que está reinando es la improvisación, la falta de apoyo y la discriminación si al menos se te ocurre declarar en contra del Gobierno.