Desfilar en una escuela de samba en el Carnaval de Río de Janeiro, un sueño de millones de brasileños que algunos extranjeros realizan con el pago de elevadas sumas, será realidad la próxima semana para un grupo de refugiados gracias a una iniciativa que busca facilitarles su integración en Brasil.

Veinte refugiados de Venezuela, Angola, Marruecos, República Democrática del Congo y Siria que residen en esta ciudad brasileña participarán el viernes 22 de abril del desfile que Salgueiro, una de las escuelas de samba más populares de Río de Janeiro, realizará en el Sambódromo para el Carnaval de este año.

Su participación en la mayor fiesta de Brasil es fruto de una asociación entre la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) y Salgueiro para «llevar un mensaje de inclusión, diversidad y resistencia de las minorías», dijeron a Efe voceros de la organización multilateral.

Y la elección de Salgueiro como socio en el proyecto no es gratuita ya que la escuela de samba del barrio de Andaraí, propietaria de nueve títulos del Carnaval, llevará al Sambódromo un desfile sobre la resistencia, la resiliencia y las conquistas de la población afrodescendiente en Río de Janeiro.

«Me siento totalmente representada por el enredo (historia) de Salgueiro porque tan solo el hecho de haber abandonado mi país para estar aquí es un acto de resistencia y porque hemos necesitado de mucha lucha para resistir a todo lo que hemos pasado aquí», dijo a Efe la angoleña Filomena Ester Eduardo Diassonama, de 22 años, cinco de los cuales como refugiada en Brasil y una de las que desfilará.

El objetivo de ACNUR es ayudar a los refugiados a integrarse a la sociedad brasileña, a su cultura, y nada mejor que convertirlos en parte de la fiesta mayor del país, así como de concienciar a los brasileños que, pese a la diversidad, estos extranjeros comparten sus sueños y hasta sus problemas y necesidades.

«Participar en el desfile es una gran experiencia porque podemos mostrar que también tenemos dificultades, que sufrimos prejuicios. Como refugiados tenemos menos oportunidades. Somos menospreciados, especialmente por ser negros», asegura la estudiante angoleña.

«A pesar de que no es mi lengua y aún no hablo bien el portugués, en el desfile me siento en confianza, como si fuéramos de una misma familia», dijo a Efe la venezolana Marilín María Calanche Lugo, de 25 años y que hace nueve meses abandonó Ciudad Bolívar con su esposo y sus hijos para buscar mejores oportunidades en Brasil.

Según las estadísticas de ACNUR, Brasil le ha otorgado el estatus de refugiado unos 62.000 extranjeros que han huido de guerras, persecuciones y crisis sociales y económicas en cerca de 50 países. La mayoría procede de Venezuela (78 %), Siria (7 %) y República Democrática del Congo (7 %).

Los veinte refugiados escogidos, que tuvieron que aprender a sambar, vienen participando en los ensayos semanales de Salgueiro desde el mes pasado y desfilarán divididos en dos de las alas (sectores) de la escuela.

«Esta es una oportunidad única para elevar el perfil de la causa de los refugiados en Brasil, con un mensaje de inclusión y solidaridad. Brasil tiene una tradición de acogida de personas que necesitan protección internacional y la historia de Salgueiro aborda las raíces africanas de la cultura brasileña», asegura el representante de ACNUR en Brasil, José Egas.

«Pese a que el enredo habla de la resistencia negra, estamos pidiendo respeto, valorización y reconocimiento para todas las minorías, lo que incluye a los refugiados», afirma, por su parte, el presidente de Salgueiro, André Vaz.

Los refugiados aseguran que participar en el desfile les ayuda a olvidar por un corto momento las dificultades que enfrentan.

«Te distraes y te olvidas de todo en el momento en que desfilas, pero los problemas, los traumas y la preocupación con tu país y con las personas que dejaste no desaparecen», asegura Calanche.

«Es imposible olvidar. Siempre estaremos preocupados por luchar por buscar una condición de vida mejor», agrega Diassonama.

Carlos A. Moreno