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En septiembre pasado, con dieciséis votos favorables, fue activado el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca, TIAR, en contra del régimen venezolano. La motivación principal para impulsarlo fue el apoyo que Maduro le brinda a las FARC y al ELN para, desde nuestro territorio, atentar contra Colombia.

Sin duda ha sido esta una medida importante, pero no suficiente, ya que, en menos de un mes, Maduro lanzó un ataque en Ecuador conjuntamente con el expresidente Rafael Correa, para derrocar al presidente Lenin Moreno.

Dado que las acciones internacionales realizadas contra Maduro no han logrado el objetivo deseado, surge la pregunta: ¿Qué viene después de la activación del TIAR?

Quizás la respuesta más acertada la haya dado el Canciller de Chile, Teodoro Ribera, quien propuso “trabajar con aliados para cortar las comunicaciones de Venezuela, cerrar su espacio aéreo e implementar un bloqueo naval si Nicolás Maduro se niega a celebrar elecciones libres”.

Un bloqueo naval, como el que propone Ribera, no es una invasión, no conlleva el uso de la violencia, ni pondría en riesgo la vida de los efectivos involucrados; pero serviría para cortar definitivamente el suministro de petróleo venezolano a Cuba.

Si bien PDVSA fue sancionada por Estados Unidos para impedir el envío de hidrocarburos a Cuba, lo cierto es que éstos siguen llegando, porque el régimen venezolano usa mecanismos indirectos, como por ejemplo, el trasbordo de combustible a otros barcos en alta mar, cambio de nombre de los tanqueros, cierre de las comunicaciones satelitales o la triangulación con terceros países. Un bloqueo marítimo impediría que tales mecanismos funcionasen.

Para el director ejecutivo de Latín American Trends, Antonio La Cruz, el reciente viaje de Diosdado Cabello a Corea del Norte tuvo como objetivo encontrar fórmulas para evadir las sanciones comerciales, financieras y compras, impuestas a Venezuela por la administración Trump, con la ayuda y experiencia del régimen norcoreano.

Y es que quizás, el impedir la llegada de petróleo a Cuba, sea el único incentivo para que afloje la garra que nos oprime. Además, a estas alturas, nadie duda que es desde la Habana se envían las directrices a seguir por quien usurpa Miraflores.

Para implementar un embargo marítimo en contra del régimen venezolano, basta poner en marcha el artículo 3, numeral 1, del TIAR; y solicitar a los Estados Unidos que aporte su tecnología electrónica y satelital a una coalición naval conformada por los países más afectados por Maduro: Brasil, Colombia, Ecuador y, por supuesto, Chile, país que hizo la propuesta.

Es natural que Estados Unidos también participe en dicha coalición, porque buena parte de la cocaína que llega anualmente a ese país proviene de Venezuela, como lo han señalado diversos informes oficiales.

@NituPerez