Luego de la instalación de las reuniones exploratorias impulsadas por la mediación del Vaticano, el gobierno ordenó la liberación de cinco presos políticos este lunes en la noche.
Un rumor hablaba de que el gobierno seguiría liberando más presos políticos, a las primeras de cambio solo habían sido sacados de los calabozos: Carlos Melo de Avanzada Progresista; Andrés Moreno y Marco Trejo, asesores políticos de la MUD; Coromoto Rodríguez, jefe de seguridad del presidente de la Asamblea Nacional; y Andrés León, quien estaba sometido a arresto domiciliario.
A pesar de que a quienes adversan al régimen y a los familiares de los presos, estas liberaciones ocasionan tranquilidad, las mismas deben ser analizadas en contexto.
La manera en que fueron detenidos y sometidos a proceso judicial y encarcelados, no puede pasar debajo de la mesa.
Abogados penalistas y dirigentes de la oposición, en su momento, calificaron están detenciones como producto de un “terrorismo de Estado y judicial” que “criminaliza” actos constitucionales de opinión y oposición al gobierno.
Según un análisis del periodista, Eduardo Martínez publicado por Visión Global, siendo en principio inocentes, hasta que se demostrara lo contrario, la liberación ha debido de ocurrir una vez el sistema judicial analizara sus casos. Lo que no ocurrió.
Esto no ha sido nada nuevo. Más de un centenar de venezolanos son mantenidos prisioneros, sin que se agilice el proceso judicial en sus casos. Son detenidos bajo cualquier pretexto. Imputados en una audiencia preliminar, lo que sin oír los descargos a su favor, siempre son enviados aun centro de reclusión, para luego ser de hecho engavetados sus procesos por tiempos indefinidos.
Tal vez el caso más extremo haya sido el de Carlos Melo, quien a pesar de ser emitida una orden de excarcelación, se le mantuvo pro cerca de un mes detenido en los calabozos del Sebin.
Probablemente bajo las gestiones del Vaticano, el gobierno haya aceptado dar una prueba de “buena voluntad”, al ordenar la liberación inmediata de estos cinco venezolanos.
La postura de la MUD -que pocos terminan de entender si es que ha sido dicha para ser entendible- tiene un aspecto muy claro: que se liberen los presos políticos. Eso no admite interpretación.
En tanto la posición del gobierno se torna algo confusa. Para ello basta con examinar, entre otros, el contenido de los portales afines, y los titulares de la prensa que les es “simpática” o “equilibrada”, como Ultima Noticias o El Universal.
En los portales oficiales, no se ha reseñado la noticia de la liberación. El Universal, ni Últimas Noticias lo titula en primera. Aunque hay que reconocer que Últimas Noticias en su portal le hace un seguimiento, al recoger declaraciones y tuits de los dirigentes de la MUD, Chuo Torrealba y Carlos Ocaríz.
Sin embargo, son el Poder Moral y el Poder Judicial, los que quedan en entredicho. La medida de liberación, ordenada por el presidente Nicolás Maduro, confirmaría las denuncias sobre las violaciones de los derechos humanos.
ONG venezolanas de derechos humanos, los partidos, la Iglesia Católica, Human Rights Watch, la CIDH de la OEA, DDHH de la ONU y distintas organizaciones no gubernamental y multilaterales, han denunciado de que en Venezuela no se respetan en general los derechos humanos, y en específico, los debidos procesos porque no hay independencia de los poderes.
Pero esta orden de liberación, en las vísperas de juicio político en la Asamblea, y de una marcha opositora sobre el Palacio de Miraflores, evidenciaría también el sesgo y sumisión del llamado Poder Moral. Lo que los colocaría en tela de juicio.
Actuando juntos el poder ejecutivo y el poder moral, elevaría a otro nivel la transgresión. Estaríamos presuntamente en presencia de una conspiración para evitar el ejercicio de los derechos políticos constitucionales.
Lo que, con la manera en que han sido liberados estos cinco venezolanos, asomaría algo todavía mas grave. Pudiéramos estar frente a la figura de una toma de “rehenes”. ¿Fueron estos ciudadanos rehenes del Gobierno, y utilizados como instrumento de canje en una negociación política?
Stefany Alayon
El Venezolano de Miami