Foto: La Patilla.

Venezuela se encuentra en el ojo del huracán, sus habitantes a diario se complican o mueren por falta de medicamentos, es por ello que varias organizaciones no gubernamentales expusieron en una carta las razones por las que es necesaria la presión internacional en relación con la recepción de medicinas

Según lo reseñado por Correo del Caroní, estas problemáticas son reconocidas por los diferentes órganos de protección de derechos humanos de las Naciones Unidas y los Estados Americanos.

La población venezolana enfrenta privaciones extremas en un contexto de ausencia de Estado de Derecho, ruptura del sistema democrático y graves retrocesos en estándares de derechos humanos, que tiene entre sus múltiples expresiones el agotamiento de las capacidades internas para garantizar la continuidad de una mínima, adecuada y segura disponibilidad de tratamientos, insumos y servicios de salud en todo el territorio nacional.

A esta situación han contribuido recortes drásticos de recursos públicos para sostener el alto nivel de importaciones en materia de salud que abastece 90% de los inventarios, aunados a deficiencias estructurales acumuladas durante más de una década en el marco legal, institucional y financiero del sistema sanitario público, que ha destruido gran parte de la infraestructura de salud existente y de cuyas posibilidades de atención depende la mayoría de la población.

La precariedad de la infraestructura sanitaria ha traído como consecuencia una alta tasa promedio de 70 muertes maternas por cada 100.000 nacidos vivos, la cual escaló a 130,7 muertes sólo entre 2014 y junio de 2016, y el aumento de la tasa de mortalidad infantil, de 14,8 a 18,6 en igual período, 80% de las cuales son muertes neonatales por falta de atención, insalubridad y hacinamiento en centros de salud.

Al mismo tiempo, los efectos de la estatización económica en la parálisis de la producción agrícola y agropecuaria, la escasez generalizada de alimentos y la acelerada pobreza por inflación, han generado una alta velocidad de desnutrición con severas repercusiones en la salud de poblaciones vulnerables como niños, niñas y adolescentes, personas mayores, personas en condiciones especiales de salud, pueblos indígenas y personas en condiciones de reclusión, así como habitantes en zonas remotas, que los servicios no están en posibilidad de resolver.