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Por: Antonio de La Cruz (*)

La decisión del socialista catalán Josep Borrell, jefe de la diplomacia de la Unión Europea, de enviar una misión técnica de observación electoral para los comicios regionales y municipales de Venezuela del 21N “otorga credibilidad internacional al régimen corrupto de Maduro y prolonga el control autoritario del dictador sobre el pueblo de Venezuela”, señalaron en un comunicado los senadores republicanos Marco Rubio y Jim Risch.

Solo faltan seis semanas para que se realicen estas elecciones, un breve período para asegurar una evaluación integral del proceso. Pero la eurodiputada al frente de la misión, la portuguesa socialista Isabel Santos –una persona muy cercana a José Sócrates, ex primer ministro de Portugal que ha sido acusado de ser el centro de una trama de corrupción en la que habría recibido cantidades multimillonarias del gobierno de Hugo Chávez– ha dicho que “defender los valores democráticos y promover un proceso creíble, inclusivo y transparente” dependerá de las condiciones y términos negociados por Borrell con el CNE, o en otras palabras, con el régimen de Nicolás Maduro.

El alto representante de la UE para Asuntos Exteriores cree que al estar presente después de 16 años en el terreno, las elecciones del 21N “tendrán unas condiciones democráticas mínimas que Chávez y Maduro nunca han respetado”, con la excepción de las parlamentarias de 2015.

Los socialistas Borrell y Santos suponen que el cabellomadurismo busca una salida electoral a la crisis democrática venezolana. Por ello, consideran emitir “un informe al finalizar el proceso con una serie de recomendaciones, pues piensan que esta y futuras observaciones son posibles”. Es decir, Borrell da por un hecho que Maduro seguirá en el poder hasta la elección presidencial en 2024, a pesar de que la UE no reconoció su legitimidad de origen en 2018. Decidió normalizar las relaciones con un régimen señalado por supuestos crímenes de lesa humanidad y ser una organización criminal transnacional.

Los socialistas europeos deberían tomar en cuenta que la permanencia de Maduro en el poder profundiza la crisis venezolana y la desestabilización de la región (migración).

Los resultados de la última Encuesta Nacional de Condiciones de Vida 2021, presentada por la UCAB, revelaron que la pobreza en Venezuela se ubica en 94,5%, mientras que la pobreza extrema está en 74,5% y el empleo se redujo en 1,3 millones de puestos de trabajo.

Sin embargo, el catalán socialista busca con la misión electoral europea romper las sanciones impuestas por la administración estadounidense a la estatal petrolera Pdvsa. Pero hay que estar claros en que también constituye una amenaza para la continuidad del interinato porque los gobernadores pertenecientes a los partidos que integran el G4, electos con la tarjeta de la MUD, gozarían de la legitimidad de origen.

Si Guaidó se mantiene al margen de este proceso electoral y descalifica la observación de la UE, como recientemente lo hizo Leopoldo López al afirmar al diario español El Mundo que “existe el riesgo de que la UE legitime el fraude electoral” en el país, podría perder el reconocimiento de la comunidad europea y, posiblemente, afectaría la relación con la administración Biden, quien ha dicho que la solución pacífica y democrática para Venezuela se logrará a través de esfuerzos multilaterales.

El próximo año, en las elecciones de mitad de período, los demócratas buscarán retener la mayoría en las dos cámaras del Congreso estadounidense. Por lo que la situación de Venezuela podría jugar un rol importante, pasando a ser un tema de política interna. En este caso, la UE será determinante en las acciones multilaterales requeridas para seguir con la propuesta de la Casa Blanca: una salida pacífica y democrática a la crisis venezolana.

En las elecciones del 21N, las misiones electorales amigas del régimen vendrán a observarlas. Sin embargo, sus informes no generarán la legitimidad requerida por el cabellomadurismo para conseguir la flexibilización de las sanciones estadounidenses sectoriales. Esto lo han demostrado las elecciones presidenciales de 2018 y legislativas de 2020.

Los socialistas europeos saben que están tirando un salvavidas al régimen de Maduro, autoritario y corrupto. Además, el lunes el CNE reforzó esta intención cuando estableció que la conducta de los observadores internacionales deberá estar apegada a “los principios de respeto a la soberanía de Venezuela y de no interferencia en los asuntos del país”. En el argot de los juegos de azar, le dijo “los mirones son de palo”.

En conclusión, la misión electoral de la UE le aseguraría a Maduro su permanencia hasta 2024, si concluye en su informe que los comicios del 21N fueron medianamente democráticos. Sobre todo, si resultan electos gobernadores y alcaldes de los partidos del G4. Asimismo, coloca en jaque, casi mate, al interinato.

(*) El autor es Director Ejecutivo de Inter American Trends.