La entrevistada de esta semana es profesora de ética en la Universidad Central de Venezuela y una de las periodistas mas respetadas del país. Afirma que no le queda ni un ápice de su pasado comunista. En Conversaciones, Gloria Cuenca

 

El secuestro por 52 horas del reportero gráfico Jesús Medina disparó una nueva alerta para la prensa tan perseguida y censurada en Venezuela. ¿Qué opina? ¿Se quiso enviar un mensaje a los comunicadores en general?

Pienso que Jesús se salvó de la muerte porque tuvo tiempo de enviar un mensaje de auxilio a una colega periodista y hubo una gran movilización a través de las redes sociales avisando del suceso. Ese tipo de actos siempre tienen implícito una segunda intención, sobre todo si tomamos en cuenta que no se pidió un rescate para liberarlo. En el caso de Medina la retaliación viene, presuntamente, por el hecho de haberse atrevido a sacar a la luz pública la situación de una de las cárceles mas violentas del país, Tocorón, dirigida por los propios presos. El tema de los penales siempre ha sido complejo por la simple razón de que el sistema penitenciario jamás han funcionado bien. En el pasado hubo grandes criminalistas como Gómez Grillo, Juan Manuel Mayorca y Fermín Mármol León quienes hicieron diagnósticos sobre el funcionamiento de los mismos. Hoy día el deterioro de todo el sistema es inmenso, como nunca antes. No existe clasificación alguna del tipo de delito cometido y penado. En una misma celda pueden estar desde homicidas con varios muertos encima con otro que solo robó un teléfono. Medina, en el uso de la libertad de expresión contemplado en los artículos 57 y 58 de nuestra Constitución, se atrevió a hacer un reportaje sobre la realidad del penal mencionado y casi le cuesta la vida. Esa información es de interés y al secuestrarlo, golpearlo y humillarlo se está enviando un mensaje como cuando cerraron a Radio Caracas Televisión. Esa es una técnica utilizada permanentemente por el G2 cubano a su vez copiada de KGB rusa y alemana.

 

¿Da resultado esa técnica?

Este tipo de régimen va recurriendo cada vez a medidas más extremas. Pero siempre, afortunadamente, hay periodistas que no se someten ni reducen, que no aceptan transformarse en propagandistas de nadie.

 

La Constituyente aprobó recientemente una ley “contra el odio” que para el Colegio Nacional de Periodistas “sólo legitimará la censura y criminalizará la opinión”. ¿Cuál es su opinión?

El régimen desde el principio ha pretendido imponer un solo pensamiento. A este sistema no le gusta los medios, no resiste la más mínima información, porque por cualquier cosa se viene abajo, se derrumba, está muy débil aunque no lo parezca. Yo siempre recuerdo el caso de la Unión Soviética, que era una súper potencia que le peleaba la hegemonía a los Estados Unidos. Siendo Gorbachov presidente planteó dos tesis: la “perestroika” o restructuración y la “glasnost” o transparencia. Cuando se vino abajo el techo de la planta nuclear de Chernóbil y explotó con consecuencias gravísimas para la población, los dirigentes de la Unión Soviética no dieron detalles de la proporción del desastre y esto dio al traste con la transparencia y con la Unión Soviética. Y es que cuando la gente descubre la verdad, no lo resiste. Aquí en Venezuela se vive una crisis humanitaria de proporciones enormes que pretenden esconder pero ni con mil leyes podrán hacerlo. Se puede mentir… pero la mentira en el tiempo es insostenible.

 

La ley contra el Odio fue solicitada por Nicolás Maduro para “acabar con los supuestos mensajes ‘de odio’ social, racial y político que provocaron la ola de protestas contra el Gobierno que vivió el país entre abril y agosto de este año y que dejó al menos 120 muertos”. Es decir, también se criminaliza la protesta siendo la pena hasta de 20 años.

La quieren aplicar a la disidencia, a los jóvenes que denuncian las barbaridades que se comenten en el país, al que critica lo malo que ocurre producto de la corrupción. Quienes odian están en el oficialismo, todo comunista cree en el odio. La revolución es un acto violento en sí mismo. Yo me salí del comunismo hace ya casi 30 años y una de las cosas que me alejaron es que todo lo resuelven por la violencia, que es su origen: la lucha de clases, hay que odiar a los burgueses y capitalistas. Esa mezcla de violencia con la necesidad de aniquilar al oponente me horrorizó y me alejó de esa corriente. Además, el ejercicio libre del periodismo es mi pasión y no podía prestarme a ser una propagandista. Por otra parte, cualquier estudiante de derecho te puede decir que esa ley “contra el odio” no existe porque la Asamblea Constituyente es írrita. Eso no tiene ninguna base jurídica, ahora que ellos sean como Jalisco que cuando no gana arrebata…

 

Es írrita pero se van a elecciones convocadas por ella. ¿No es eso una contradicción?

Sí, parece contradictorio, pero me parece más contradictorio la manera como algunos de los dirigentes de la oposición se expresan y no enseñan pedagogía política. La política, como dice siempre Américo Martín, es una ciencia y un arte. No hay que quedarse solo en la teoría hay que probar si las cosas sirven o no en la práctica. Yo espero las actuaciones en la ejecución de los cargos para evaluar.

 

Pareciera que en el país luego de las elecciones a gobernadores se instaló un ambiente de desesperanza ¿usted lo ve así?

Por la situación de escasez de alimentos y medicinas, muerte de niños por hambre, personas escarbando en la basura para comer, deficiencia de todos los servicios, la inflación y hampa desatadas, yo observo una ciudadanía muy inquieta y desesperada. Cada vez que hemos trabajado seriamente y unidos, logramos los objetivos. Nada es eterno y la pesadilla que se vive en el país tendrá un final. personalmente pienso que estamos cada vez más cerca… lo que no vislumbro aún es la vía. Yo he apostado a una salida electoral, pero luego del 15 de octubre pienso que esa vía se cerró.

 

¿Un mensaje a los periodistas?

Continúen luchando. La prensa siempre es un problema para los factores de poder y más en dictadura. Nuestro deber es siempre informar con la verdad. Ese es el norte. ¡Sigan adelante!