Siempre he sentido curiosidad por la historia. Recuerdo, siendo un niño estudiando en Portugal, con la natural deficiencia del idioma, la historia era la materia que más llamaba mi atención. Luego de regreso a Venezuela, nuevamente la historia llama mi atención y se vuelve la disciplina que mas me atrae.
Esa curiosidad me ha llevado siempre a tratar de entender la historia de los once países donde he tenido el privilegio de trabajar. La historia nos marca, nos deja huella, en ocasiones muy profundas y, en muchos casos, tiene incidencia en el futuro de los pueblos.
Desde la óptica de la comunicación política entender cómo se llegó al momento histórico presente es de vital importancia, pues, no podemos improvisar una campaña electoral con recetas pre elaboradas, o sencillamente repitiendo otras experiencias. Así que, estudiar la historia nos ayuda a entender el presente y, en ocasiones, hasta nos permite dibujar posibles escenarios hacia el futuro. Esto nos garantiza entonces diseñar estrategias que están íntimamente conectadas con la idiosincrasia de los pueblos.
Ahora bien, quisiera centrar mi atención en la reciente polémica que se ha generado en Panamá a raíz de la convocatoria pública que ha realizado el señor Ubaldo Davis, productor del programa La Cáscara, para realizar una concentración contra la corrupción en el país.
Con todo el respeto que me merecen –y le tengo a Panamá y a los panameños- la lucha contra la corrupción es una causa loable en la que todos debemos participar activamente, pues, aunque en ocasiones no se vea o sienta, ésta es un cáncer que carcome día a día todas las instituciones y nos mantiene sumidos en el subdesarrollo.
Sin embargo, difiero de la fecha en la que fue convocada. El año tiene 365 días, se ha podido escoger cualquier fecha y todas podrían ser válidas para protestar contra la corrupción, pero, haberla convocado para el 9 de enero Día de los Mártires, definitivamente no fue la mejor opción.
El Día de los Mártires es un homenaje a los héroes que entregaron sus vidas en los hechos ocurridos en Panamá el jueves 9 de enero de 1964. El objetivo de aquellos jóvenes estudiantes del Instituto Nacional, la secundaria más prestigiosa de Panamá en esa época, quienes liderados por Guillermo Guevara Paz, un joven de apenas 17 años, entre 150 y 200 estudiantes del Instituto marcharon en dirección a la Secundaria de Balboa, cargando la bandera panameña de su escuela, y pancartas proclamando la soberanía de Panamá sobre la Zona del Canal. La intención de izar la bandera panameña en el asta de la Secundaria de Balboa, era una respuesta a los estadounidenses quienes habían izado la suya.
Estos jóvenes con profundo fervor patriótico reclamaban la presencia de la bandera panameña en el territorio conocido como la Zona del Canal, una franja de tierra alrededor del Canal de Panamá, que fue cedido a Estados Unidos a perpetuidad mediante el Tratado Hay-Bunau Varilla.
Esta protesta, tan legítima como la que ha convocado el Sr. Davis, terminó con el asesinato de 22 jóvenes y casi medio millar de heridos que, ejerciendo su más legítimo derecho, reclamaban la total soberanía de Panamá y la terminación de aquella humillación de tener una franja de 5 millas de lado y lado del canal, en la que los panameños no tenía derechos, dentro de su propio país.
No hay duda que este suceso fue el detonante para, años después, se aboliera dicho tratado y, entraran en vigor los Tratados Torrijos-Carter.
Así que, la sangre derramada por aquellos valientes jóvenes, aunque tardó, logró su objetivo y hoy el canal es 100% panameño y conecta al mundo.
Aquel 9 de enero, marcó a Panamá para siempre y por ello, no solo debemos tenerlo presente, sino que hay que inculcarle a las nuevas generaciones el orgullo por la historia del país, el recordarles y rendirle los honores que como héroes se merecen.
Aquella fecha no solo fue una protesta, fue una gesta heroica que derramó sangre de vidas muy jóvenes y, que como ya lo dijimos, marco a Panamá para siempre.
La protesta contra la corrupción no sólo es plausible, hay que ir un paso más allá y crear consciencia sobre el problema y, pasar de la protesta a las acciones efectivas para su combate pero, el 9 de enero, es de los Mártires.