Conversamos con su familia y sus amigos, entre lágrimas y hermosos recuerdos nos contaron quién era esa caraqueña bella, de 23 años, residente panameña que desde julio de 2017 llegó a trabajar para ayudar a su madre y hermanos que permanecen en Venezuela.
Poco sabíamos de ella hasta ahora, solo teníamos la imagen de la crónica roja de la prensa, pero hoy nos enorgullece como comunidad saber de su gran valor y esfuerzo diario para salir adelante, como muchos de esos jóvenes venezolanos que están en Panamá y que sentían que no tenían futuro en la patria que los vio nacer.
Un sin fin de fotos y videos vimos de Mariana con sus inseparables amigos, dos de los cuales estudiaron todo el colegio con ella en el San Francisco de Asís en Ciudad Bolívar. La extrañan y expresan su admiración a cada momento por su impactante belleza tanto por fuera como por dentro. La aventura de emigrar a Panamá la hizo acompañada de sus mejores amigos.
El padre de Mariana ha venido a Panamá a encargarse de los restos de su hija, las autoridades panameñas han colaborado para facilitar el proceso e incluso lo han llamado para expresar sus palabras de duelo por tan terrible hecho. En medio de su inmenso dolor recuerda que fue en Semana Santa la última vez que la vio llena de vida, en la isla de Margarita donde el Sr. Maciel vive actualmente.
Hoy se le dará el último adiós, y sus amigos han querido expresar para este medio, que nunca la olvidarán y que pese a su corta edad aprendieron de sus ganas de echar para adelante, de lo que ella soñaba para su futuro, como emprender su propio Mini Market, buscar un país que pudiera acoger a su familia para sacarla de Ciudad Bolívar donde actualmente vive su madre y dos hermanos menores. Ella ya estaba considerando salir de Panamá, cuentan sus amigos, pensaba en otro país donde pudiera ejercer su profesión (Licenciada en Administración de Empresas mención Ciencias Fiscales) y donde se le facilitara los papeles migratorios a su madre y hermanos.
Sin duda esta absurda muerte ha dejado mucho dolor en la comunidad, al consultarle a sus amigos si luego del suceso donde perdió la vida Mariana se sentían inseguros en Panamá, manifestaron que no, solo pidieron un poco más de ayuda para agilizar los procesos de permiso de trabajo y así acceder a mejores empleos. En el caso de Mariana, comenzó trabajando en Red Lion de Multicentro, luego en una empresa de venta de oxígeno y al perder su pasaporte y no poder renovar sus papeles, tomó el empleo temporal de mesonera hasta altas horas de la madrugada en el restaurante Zona Grill donde alcanzó la muerte, es por ello que pensaba emprender un negocio propio y quizás probar suerte en otro país, cuentan sus allegados.
Tan solo nos queda elevar una fuerte oración por Mariana, y en nombre de ella por todos los jóvenes venezolanos que hoy realizan su mayor esfuerzo por progresar en otras latitudes, por enviar dinero a sus familiares y por qué no, por encontrar la felicidades que ya no tienen en Venezuela.
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