Aficionados de Querétaro y Atlas se enfrentan al minuto 62, donde familias tuvieron que ser resguardadas en la cancha, durante un juego correspondiente a la jornada 9 del Torneo Clausura 2022 de la Liga MX del fútbol mexicano en el estadio Corregidora de la ciudad de Querétaro (México). EFE/Enrique Contla

David Alejandro Chacón

@DavidChacon30

Saludos, ante todo. No soy experto ni conocedor del fútbol mexicano, de hecho, ni siquiera estoy pendiente de su liga de balompié profesional, pero es imposible pasar por alto la noticia de la batalla campal en el estadio La Corregidora en Santiago de Querétaro, México, el sábado cinco de marzo.

Fanáticos de Querétaro y Atlas, vigente campeón de la Liga de Fútbol Mexicana, armaron una batalla campal que dejó más de 20 heridos de gravedad y según algunos medios, varios muertos.

No estoy seguro si se les fue de las manos la capacidad de asistencia a los organismos de seguridad o no actuaron como debían, pero al punto que quiero llegar en esta oportunidad es al de un titular que leí sobre este incidente.

Decía lo siguiente: “Esto no es México, ni este es su fútbol”, o algo muy parecido. Y yo digo: “Sí, sí es México y sí es el fútbol”. Y lo diría igual con cualquier país en el que suceda algo de semejante bajeza.

¿Por qué se intentan maquillar estas situaciones con esas palabras? A los responsables hay que caerles cono todo el peso de la ley y dejar de tapar el sol con un dedo.

¿Hasta cuándo vamos a escuchar, es que por unos pagan todos? La realidad, en este caso, es que los que armaron semejante despelote sí son fanáticos de ese fútbol y sí representa la realidad de esa liga. Esa es la realidad, no hay otra.

Hay que adelantarse

Y repito, no es nada en contra de México y su liga, porque igual lo estaría diciendo si fuese en Venezuela, Panamá, Costa Rica, Honduras o vaya usted a saber.

Hay que asumirlo de una vez por todas: Esta es mi liga y mis fanáticos y sino hago correctivos va a pasar esto o aquello. ¿Hasta cuándo se va a esperar a que ocurra algo para que se hagan los correctivos?

Las sanciones van a llegar, pero seguro, ¿pero eso le quita las heridas a las personas que están sufriendo en un hospital? Tampoco es que estoy diciendo que sean Nostradamus y que profeticen cuándo se van a ir a las manos las barras de los equipos, pero reconocer que hay problemas, sean cuales sean, puede ayudar a minimizar el impacto de este tipo de actos bochornosos.

¿Por qué hay que seguir esperando un desastre para reaccionar? ¿Hasta cuándo con esa cultura? ¿No es preferible evitar, al menos en los escenarios de mayor peligro y antecedentes negativos, tanta improvisación?

No se hagan los ciegos. Ustedes, dirigentes y encargados, conocen muy bien sus ligas, sus fanáticos, sus costumbres. Mensajes en redes sociales o pancartas de “NO A LA VIOLENCIA” no es suficiente.

Hay que educar, hay que sensibilizar, sobre todo cuando venden un espectáculo sumando la palabra “familiar”.