Foto: EFE.

Al momento de comenzar a escribir esta columna (8 de febrero de 2017) me topo con una información publicada en el New York Times, el Washington Post y otros medios internacionales que la toman y replican de la Agencia Associated Press, en la que 34 legisladores norteamericanos solicitan a la administración de Donald Trump sancionar al régimen de Venezuela por sus continuas violaciones a los derechos humanos, prácticas corruptas, presuntos vínculos con el tráfico de drogas y organizaciones terroristas.

Los legisladores, 17 demócratas y 17 republicanos, piden en su misiva al nuevo jefe de gobierno, “sancionar a los funcionarios responsables de sacar provecho de la grave situación humanitaria. Eso incluye a funcionarios del ejército venezolano que se han encargado de distribuir alimentos… quienes ganan dinero con el hambre”.

Es grave para nuestro país tal petición, ya que por primera vez en 18 años, hay unanimidad del Congreso norteamericano en calificar al gobierno chavista en mucho más que corrupto, narco y violador de derechos humanos. Catalogan a Venezuela como un Estado terrorista, incluyéndolo en la misma “liga” de los indeseables del mundo: Cuba, Corea del Norte, Irán, Líbano y Siria por nombrar algunos. Es decir, amigo lector, nuestro país ha entrado a la “liga del terrorismo internacional”  ¡Tremendo logro de la revolución!

Los venezolanos estamos en una situación delicada ya que, gracias a las prácticas mafiosas del régimen, a su política internacional de asociación con administraciones totalitaristas, violadoras de derechos humanos, civiles y políticos, nos meten a todos en el mismo saco y es que ¿cómo pueden diferenciar los gobiernos del mundo a los venezolanos buenos de los criminales y delincuentes?

En la extensa carta mencionan también a funcionarios civiles del régimen y particularmente a Tareck El Aissami, a quien señalan como “el sospechoso de haber emitido pasaportes a miembros de Hamas y Hezbollah”, agregando que el actual vicepresidente está,  junto a otros, “encargado  de reclutar jóvenes árabes venezolanos que luego son entrenados en los campamentos de Hezbollah en el sur de Líbano». Recordemos que por mucho menos de lo que hoy señalan al régimen chavista-madurista, fue invadido en el pasado el istmo de Panamá, ¿eso es lo que busca la actual dictadura?

Este problema es de todos. De quienes eligieron a Chávez en el 1998 y de quienes nos opusimos a él; de quienes votaron por Maduro en 2013 y de quienes no, incluso de aquellos que no tuvieron el coraje de profundizar en las denuncias de fraude de esos comicios y nos mandaron a bailar. De haber defendido el triunfo de la oposición entonces, hoy Venezuela no estaría siendo calificada como Estado forajido y terrorista.  La situación en la que nos ha puesto el régimen de Maduro  nos obliga a acelerar las acciones que produzcan la caída de esta tiranía que no solo destruyó la economía lanzándonos a la miseria, no solo nos tiene viviendo en una inseguridad física y jurídica catastrófica, sino que además nos ha metido a todos, en un problema de dimensiones gigantescas.

Ahora más que nunca, debemos crear una alianza, un gran acuerdo nacional, con una unidad de propósito: rescatar a Venezuela de la tiranía y devolverle al país y a los venezolanos su prestigio de Nación democrática, libre y pacífica.