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La ciencia médica ha logrado grandes progresos en el desarrollo de tratamientos eficaces para los efectos físicos de las enfermedades crónicas, pero muchas víctimas siguen enfrentando un desafío asombroso para su salud mental y emocional. Uno de los mayores temores es la incertidumbre asociada con la enfermedad. Esta puede ser esporádica y tener una breve duración o puede ser permanente y empeorar gradualmente con el paso del tiempo. En el desarrollo de este tema mencionaremos las conclusiones aportadas por la Asociación Americana de Psicología a través de sus centros de apoyo.

Es frecuente sentirse triste o desalentado después de un infarto o un diagnóstico de cáncer, o si se está en tratamiento para una afección crónica. Puede que esté afrontando nuevas limitaciones en lo que puede hacer  y se sienta ansioso por los resultados del tratamiento y lo que le espera en el futuro. Tal vez sea difícil adaptarse a una nueva realidad y hacer frente a los cambios y al tratamiento continuo que acompañan el diagnóstico.

La Asociación señala lo siguiente: las enfermedades crónicas pueden forzar muchos cambios de estilo de vida potencialmente estresantes como por ejemplo dejar de hacer actividades que disfruta y tener que adaptarse a nuevas limitaciones físicas y necesidades especiales, pagar medicaciones y servicios de tratamiento costosos que  incluso le  puede resultar difícil la vida diaria.

A la larga, estas tensiones y sentimientos negativos pueden limitar la energía emocional necesaria para avanzar en la vida y la falta de progreso en la recuperación o el empeoramiento de los síntomas pueden desencadenar pensamientos negativos que aumentan los sentimientos de ansiedad y tristeza, que con frecuencia llevan a la depresión.

Es esencial actuar rápidamente para tratar la depresión. En estudios realizados con pacientes recientemente diagnosticados con diversos tipos de enfermedades crónicas, el mayor riesgo de síntomas depresivos se produjo durante los primeros dos años. Si bien estos síntomas suelen disminuir, los pacientes con enfermedades cardíacas presentan un riesgo considerablemente mayor de depresión hasta ocho años después del diagnóstico. Las limitaciones físicas impuestas por las enfermedades cardíacas y otras enfermedades crónicas como, por ejemplo, la artritis, la enfermedad pulmonar, son una causa común de depresión, sobre todo entre las personas de edad avanzada.

La depresión puede conducir a menudo a malos hábitos alimenticios, falta de ejercicio e higiene, que complicarán la recuperación y empeorarán su estado físico general.

Los especialistas en estos casos, recomiendan que para sobrellevar los desafíos mentales y emocionales de una enfermedad crónica exigen  hacerse un planteamiento realista pero también positivo. Al principio adaptarse o sentirse bien respecto al futuro puede parecer imposible, pero puede lograrse. En un reciente estudio, en unos pacientes con problemas renales sometidos semanalmente a múltiples tratamientos de diálisis, se descubrió que su estado de ánimo percibido y su satisfacción con respecto a la vida no era diferente del de un grupo control de personas sanas.

Es importante establecer y mantener relaciones de calidad con amigos y familiares. Muchas organizaciones de salud auspician grupos de apoyo compuestos por otras personas que experimentan desafíos similares. Estos grupos no sólo contribuirán a su bienestar sino que también le proporcionarán oportunidades gratificantes cuando ayuda a otros.

Fuente: Asociación Americana de Psicología.