Informe especial del periódico El País de España.
Colombia camina hacia unas elecciones presidenciales marcadas por el choque ideológico entre el uribismo y la izquierda. Las consultas interpartidistas celebradas este domingo, durante los comicios legislativos, para decidir los candidatos a sustituir a Juan Manuel Santos el próximo 27 de mayo han supuesto una holgada victoria de los dos aspirantes que desde hace semanas lideran todas las encuestas. Por un lado, Iván Duque, senador del Centro Democrático, la formación conservadora fundada por el expresidente Álvaro Uribe en 2013. Por otro, Gustavo Petro, exalcalde de Bogotá impulsado por un discurso antiestablishment. Al mismo tiempo, el reparto del Senado, la cámara nacional, evidencia una fragmentación del mapa político que indica que los colombianos buscan comenzar una nueva etapa, aunque esa tendencia quede reducida, con vistas a las presidenciales, a un escenario de mayor polarización.
Con casi el 99% de las papeletas escrutadas, Duque se impone con más de cuatro millones de votos y el 67,7% de los apoyos frente a la exministra Marta Lucía Ramírez y el exprocurador Alejandro Ordóñez. Será el candidato de la alianza fraguada entre Uribe y el también exmandatario Andrés Pastrana. El margen logrado por Petro ante su adversario, el exalcalde de Santa Marta Carlos Caicedo, es todavía mayor, con un respaldo que ronda el 85% y los 2,8 millones de votos.
Los dos se medirán en las presidenciales con el exregidor de Medellín Sergio Fajardo, el antiguo número dos de Santos Germán Vargas Lleras o Humberto de la Calle, que encabezó las negociaciones con las FARC en La Habana. Las candidaturas de estos dirigentes ya estaban formalizadas y no tuvieron que pasar por una consulta interna.
Duque y Petro, con planteamientos antitéticos, representan el clima de polarización en el que algo más de 17 millones de electores, menos de la mitad del censo, acudieron a votar. El primero, que trabajó como consejero del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en Washington, considera que Colombia debe hacer frente a la prioridad de la recuperación económica. No es partidario de «hacer trizas» el pacto con la antigua guerrilla -que ha entrado en el Congreso con 10 escaños- como defendía en cambio el sector más duro del Centro Democrático, aunque sí modificaciones importantes. Ramírez afirmó que no se siente perdedora e invitó a todos sus seguidores a “trabajar de la mano de Iván Duque» y este confirmó que su contrincante en las primarias sería su vicepresidenta. «Nuestra propuesta es para todos los colombianos sin exclusiones… No queremos que a nuestro país lleguen las tentaciones del autoritarismo populista que arruinó a Venezuela», proclamó, en referencia a las acusaciones que encuadran a Petro en el ideario chavista.
El exalcalde de Bogotá se ha beneficiado hasta ahora de la confrontación con Uribe y la maquinaria tradicional. Su proyección se debe en buena medida al hartazgo de amplios sectores de la sociedad con las clases políticas tradicionales, los casos de corrupción, la desigualdad y las reglas de juego del sistema económico. El candidato de Colombia Humana ha canalizado un descontento que va más allá de las discrepancias en torno a los acuerdos con la guerrilla, uno de los factores que ha dominado la política colombiana en los últimos años. «A partir de estos datos, creemos que podemos ganar la presidencia de la República», afirmó en Caracol Radio tras conocer los resultados.
No obstante, no todo está escrito. De alguna manera, la verdadera campaña electoral comienza esta semana. Sergio Fajardo, apoyado por el Partido Verde y el Polo Democrático, es otro de los candidatos con posibilidades. Manifestó su intención de mantenerse al margen de ese choque. «Hoy Colombia debe escoger entre tres caminos: el de Duque y Petro, el del miedo y la revancha, o el de Fajardo y la mayoría de colombianos, el de la esperanza», consideró este aspirante, que hace hincapié en un discurso de reconciliación nacional. También De la Calle apeló al consenso de las voluntades democráticas: «Tenemos la responsabilidad de buscar una unión democrática, que permita un cambio seguro. Una Colombia unida no puede estar obligada a estar dividida entre dos extremos, no puede estar obligada a elegir por miedo».
De la polarización a la fragmentación del Senado
La confrontación entre la izquierda y la derecha, en cualquier caso, eclipsó en parte las expectativas sobre los resultados de las legislativas. Ese choque quedó reflejado de alguna manera en el reparto del Senado y de la Cámara de Representantes, aunque con matices. En primer lugar, porque la candidatura de Petro a la presidencia se fundamenta en su figura. Por tanto, la llamada Lista de la Decencia que promueve para estos comicios no tuvo, ni de lejos, el empuje que le atribuyen las encuestas en la carrera para sustituir al actual mandatario. Con más del 95% escrutado, se quedaría en cuatro escaños en el Senado, donde se impone el Centro Democráitco con 19 curules, seguido de Cambio Radical, la formación controlada por Vargas Lleras (16) y del Partido Conservador (15).
El Partido Liberal aguanta y lograría 14 asientos, los mismos que la Unidad Nacional, la coalición que sostiene el Gobierno de Santos. Mientras tanto, los verdes duplican su representación, hasta los 10 escaños, y el Polo Democrático se quedaría con cinco. El partido de las FARC no consigue, en cambio, ningún escaño al margen de los 10 que tiene garantizados en virtud de los acuerdos de paz. La composición de la cámara arroja una fotografía fragmentada que da alguna pista sobre las preferencias de los ciudadanos y que, por tanto, invita a ser prudentes sobre el resultado de las presidenciales de mayo y posibles alianzas.
Durante la jornada se han vivido momentos de tensión en algunos centros de votación. Los simpatizantes del Centro Democrático y de la izquierda denunciaron que se habían agotado las papeletas destinadas a la consulta. Finalmente, la Registraduría, organismo que opera bajo el mandato de la autoridad electoral, autorizó el empleo de fotocopias de los tarjetones para tratar de resolver el incidente.