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El presidente colombiano Iván Duque usó un pasaje de su discurso en la Asamblea General de las Naciones Unidas para denunciar una vez más al régimen venezolano de Nicolás Maduro, al que calificó como una “amenaza constante para la democracia en la región y el mundo”. También aseguró que la dictadura “se sostiene con dinero del narcotráfico” y que “alberga terroristas”.
A su vez, Duque hizo referencia a los comicios parlamentarios convocadas por el régimen para el próximo 6 de diciembre, y llamó a “las naciones del mundo” a que “eleven sus voces reclamando elecciones verdaderamente libres, y no la orquesta prefabricada a la que se quiere llevar al pueblo venezolano para perpetuar la dictadura”.
De esta manera, Duque respaldó una vez más la postura al respecto del gobierno interino de Juan Guaidó y los Estados Unidos, que han rechazado enfáticamente la posibilidad de presentarse a las elecciones, en contraste con aquella representada por Henrique Capriles, quien ha manifestado la voluntad de hacerlo si se realizan determinadas concesiones. La Unión Europea, por su parte, abrió una puerta para enviar una misión de observación electoral, pero remarcó que los comicios deben ser pospuestos para dar tiempo suficiente para prepararla. El régimen se ha negado a hacerlo.
A lo largo de su locución, Duque también se refirió a los numerosos asesinatos de líderes sociales han tenido lugar en el país. Y aseguró que el proceso de paz con las FARC se mantiene firme.
Con respecto a los líderes sociales, expresó: “Quiero aprovechar este espacio para honrar a las víctimas de la violencia en mi país”. También destacó la “labor de quienes todos los días realizan los millones de esfuerzos que son necesarios, esfuerzos que hacen realidad líderes y lideresas sociales que construyen una sociedad más digna, más generosa y que, a pesar de las dificultades, no cesan en su empeño de construir un país para todos”, dijo.
Y agregó: «A ellos y a todos los colombianos les reconocemos esa vocación para construir futuro, para hacerlo zanjando heridas, sanándolas, pero, al mismo tiempo, para que la fraternidad, en el marco de una legalidad certera, nos haga sentir orgullosos”.
Cerca de 1.000 líderes sociales han sido asesinados en Colombia desde la firma del acuerdo de paz con las FARC en noviembre de 2016, según datos de distintas organizaciones. También han muerto 228 exguerrilleros. La violencia se ha incrementado también en las regiones más pobres y olvidadas de Colombia donde este año han sido perpetradas más de 50 matanzas con al menos 246 víctimas, según datos del Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (Indepaz).
Con respecto al proceso de paz, dijo que “en Colombia no hay dilemas entre amigos y enemigos (de la paz) y destacó el apoyo de la comunidad internacional para avanzar hacia “una paz con legalidad, es decir, una paz de verdad”.”Las herramientas multilaterales han sido clave para la contribución de la comunidad internacional a este propósito, en especial en cuanto a la reparación de las víctimas, el fortalecimiento del desarrollo rural, la formalización de la propiedad en los rincones remotos de nuestro país«, dijo.
En ese sentido, agradeció el trabajo de la Misión de Verificación de la ONU, “que es testigo de excepción de los grandes avances de nuestro Gobierno” en la implementación del acuerdo de paz. Duque reiteró ante la Asamblea General la amenaza que representa el narcotráfico para los países de la región y dijo que para combatirlo, “con energía y sin vacilaciones”, se necesita “la actuación conjunta de todos los Estados, con sentido de corresponsabilidad”.
“Desafortunadamente, todos los esfuerzos que realizamos tienen una amenaza común: el narcotráfico y las economías ilícitas que genera. Para mi país, la lucha contra el narcotráfico es un imperativo ético, porque engendra todas las corrupciones, participa de todas las cadenas del delito y es el germen de la degradación social”, afirmó. El jefe de Estado señaló que el poder del narcotráfico es tan grande que nutre otros delitos, como “la trata de personas, el tráfico de armas, la extracción ilegal de minerales, la deforestación y el contrabando”.
“El narcotráfico fractura a las familias, quiebra los valores sociales, atenta constantemente contra la vida de millones de personas en todo el mundo y promueve la desigualdad, sembrando en tierras pacíficas el odio, la violencia y la muerte”, concluyó Duque.