La infección por Virus de Papiloma Humano (VPH) es la infección de transmisión sexual más común en el mundo. Es causada por un microorganismo de la familia de los papovirus que se adquiere por contacto sexual con una persona portadora del virus. Los estudios epidemiológicos reportan que en los Estados Unidos existen cerca de 20 millones de infectados y anualmente se diagnosticará a seis millones. Más de la mitad de los hombres y las mujeres sexualmente activos serán infectados en algún momento de su vida.
Existen más de 100 tipos de VPH, la mayoría son inofensivos, pero aproximadamente 40 de ellos se asocian con un mayor riesgo de tener cáncer. Se clasifican como de bajo riesgo (6, 11, 26, 40 y otros) que sólo causan verrugas genitales; los de riesgo intermedio (31, 33, 42, 52, 58) y los de alto riesgo (16 y 18) que en las mujeres, pueden conducir al cáncer del cuello uterino, vulva, vagina y a los dos sexos en el ano, región perianal, garganta y laringe y en el hombre en el pene.
Aunque algunas personas que desarrollan verrugas genitales por infecciones con VPH tienen síntomas, y son fáciles de diagnosticar porque son clínicamente visibles, otras pueden no sentirlos. A las mujeres, a través del chequeo ginecológico, se les pueden detectar cambios en el cuello uterino que alertan sobre lesiones premalignas o malignas (cáncer) y, a través una muestra para realizar el examen de papanicolaou. Si sale positivo, debe realizarse la tipificación del virus. En este caso, el médico especialista indicará el tratamiento adecuado.
Desde el año 2006 se ha estado trabajando en una vacuna profiláctica contra el VPH. Ya se observan sus frutos en muchos países que la están aplicando rutinariamente tanto en hembras como en varones entre los 9 y 26 años de edad. Pero siempre antes del inicio de la actividad sexual, porque se considera que el primer contacto pudiera ser contaminante.
Actualmente están disponibles dos tipos de vacunas, según el Centro Nacional de Vacunación y Enfermedades Respiratorias (NCIRD, por sus siglas en inglés), la Gardasil (Tetravalente) que actúa contra los virus 6, 11, 16 y 18 y la Gardasil-9 (nonavalente) que incluye además los virus 31, 33, 45, 52 y 58. Estas vacunas son partículas de proteínas cuya cápsula se asemejan a la de los virus pero no poseen su ADN, por lo tanto no causan infección pero sí anticuerpos que protegerá a las células de ser infectadas. Se aplican por vía intramuscular, en tres dosis, a partir de la primera se aplica la segunda a los dos o tres meses y la última a los seis meses de la primera. Sólo se contraindica en las personas con enfermedad moderada o grave.
Nuestra recomendación: como a veces esto es un tema “tabú” en nuestra cultura, es conveniente que los padres, e incluso los adolescentes, se informen más al respecto con los profesionales de la salud.