El líder del grupo Estado Islámico, Abu Ibrahim al-Hashimi al-Qurayshi, se inmoló durante una redada nocturna realizada por las fuerzas especiales estadounidenses en la provincia de Idlib, en el noroeste de Siria, en lo que ha sido descrito por Washington como «una acto de cobardía».

La redada tuvo como objetivo a Al-Qurayshi, quien asumió como jefe del grupo militante el 31 de octubre de 2019, pocos días después de que el líder Abu Bakr al-Baghdadi muriera durante una redada estadounidense en la misma área. Biden dijo que Al-Qurayshi murió como lo hizo Al-Baghdadi, al explotar una bomba que lo mató a él y a miembros de su familia, incluidas mujeres y niños, cuando las fuerzas estadounidenses se acercaban.

La operación se produjo cuando el Estado Islámico intentaba resurgir, con una serie de ataques en la región, incluido uno a fines del mes pasado para apoderarse de una prisión en el noreste de Siria que albergaba al menos a 3.000 detenidos del Estado Islámico. Es la operación más audaz en años.