Foto: Corina Briceño

En cuarenta años ha preparado los platos más representativos de la gastronomía panameña, su sazón encanta a príncipes y presidentes.

Su nombre es Leticia Mercedes de la Caridad del Cobre, en honor a la Virgen que veneran los cubanos, pero todos le llaman “Cuquita”.  Cuando explica de dónde viene el sobrenombre, se apresura y dice: “Sé que en Venezuela es una mala palabra, pero en Cuba, donde nació mi mamá, es un apodo cariñoso. A ella le decían ‘Cuca’ y a mí ‘Cuquita’ porque nos parecíamos mucho”, relata. De inmediato cuenta un episodio vergonzoso que vivió en el aeropuerto de Maiquetía en  Caracas, cuando su esposo la llamó desde el otro lado de la correa de equipaje, frente a la mirada atónita de todos.

Se ríe y continúa hablando con soltura sentada en una de las mesas de su restaurante Cuquita Cookita, ubicado en Obarrio. El local es muy femenino y a la vez rinde un colorido homenaje al trópico. La cocina del caribe ha sido una influencia importante en la vida de Cuquita, una de las figuras más representativas de la gastronomía panameña. En más de cuarenta años ha cocinado para príncipes y presidentes y se ha convertido en la embajadora de los sabores del istmo.

“Nunca estudié cocina, la vida me enseñó. En casa teníamos dos cocineras, una cubana y una panameña, y de ahí salen mis recetas, de esos recuerdos de mi niñez y de la gran fiesta que significaba comer en familia”, recuerda. Su juego de la infancia preferido era “el cocinaíto” y consistía en cocinar todo lo que se le atravesara en el camino, desde camarones que sacaba de un río en el Valle de Antón, hasta pajaritos que cazaban sus hermanos y ella los asaba en una parrilla. “Una vez cociné para mi familia, preparé un puré y lo pinté de azul con colorante, mis hermanos ni lo probaron y mi papá y mi mamá dijeron que estaba delicioso”, cuenta Cuquita.

En la cocina encontró la manera de desempeñarse en diferentes facetas. Fue conductora de un programa de televisión durante siete años, ha publicado cinco libros, dos de ellos premiados internacionalmente, coordinó revistas de cocina, creó la fundación Nutrehogar para niños con problemas de desnutrición, fue la chef del restaurante «Sal Si Puedes» del hotel Bristol por casi diecisiete años, dio clases de cocina y también levantó una familia de cuatro hijos.

Lo que viene

“No tiendo a darle importancia a los reconocimientos porque lo que me hace feliz es ´hacer´. Disfruto más trabajar por alcanzar una meta que cumplirla. Soy perfeccionista y muy exigente, a mis empleados les digo que siempre hay que dar mucho más de lo que espera el cliente, hacer ese esfuerzo adicional. Al fin y al cabo esta es una carrera de mucho sacrificio”, afirma.

Después del éxito de su cuarto libro “Panama Chombo Style” que relata la influencia de la cultura afroantillana en la gastronomía panameña, a través de un buen número de recetas, Arias de Calvo prepara su próxima publicación “Panama Chino Style”, que ahondará en los platillos asiáticos que llegaron al istmo, hace más de cien años. Sus libros son un legado para las nuevas generaciones, al igual que su empeño en dar a conocer las tradiciones culinarias de su tierra sin importar donde esté. “Cada quien hace patria a su manera. Yo hago patria cocinando”.

En pocas palabras

Un lugar: Nueva York

Un plato de comida: un café, más una michita (pan que suele comerse en el desayuno) con mantequilla

Un libro: Todos los de Isabel Allende

Un artista musical: Luis Fonsi

Una frase: La mesa es el altar donde se adora el culto de la amistad