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Las dosis de refuerzo de las vacunas contra el nuevo coronavirus no son necesarias para la población general, advirtieron varios científicos, funcionarios de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y de la Agencia Federal de Medicamentos de Estados Unidos (FDA). Para estos expertos, las vacunas son necesarias para destinarlas a primeras y segundas dosis en todo el mundo, ya que son un recurso escaso: “Las vacunas, que tienen un suministro limitado, salvarán la mayor cantidad de vidas si se administran a personas que tienen un alto riesgo de desarrollar una forma grave de COVID-19 y aún no se han vacunado”, escribieron en un texto publicado por la revista científica The Lancet.
Ana María Henao Restrepo experta en la OMS, autora principal de la investigación, sostuvo que los estudios disponibles “no proporcionan evidencia creíble de una disminución sustancial de la protección contra enfermedades graves, que es el objetivo principal de la vacunación”. “El conjunto de evidencias acumuladas parecen mostrar que no hay necesidad de una tercera dosis en la población general, ya que la protección contra la enfermedad grave es aún alta”, concluyeron los autores.
En diálogo con Infobae, el infectólogo Eduardo López, director del Departamento de Medicina del Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez y quien fue asesor del gobierno en el manejo de la pandemia, explicó que “en primer lugar para la Argentina el esfuerzo debe orientarse en terminar y completar las segundas dosis.
Con respecto a terceras dosis hay distintas estrategias a nivel mundial: como primera estrategia, algunos país han decidido vacunar personal de salud, pacientes con inmunodeficiencias o a quienes cursan algún tratamiento con drogas inmunosupresoras. La segunda estrategia es la vacunación en aquellos países que vacunaron con Pfizer y optaron por dar la tercera dosis tras cuatro a seis meses a algunos a individuos mayores de 40 años otros mayores de 30.
Por último, hay países que decidieron vacunar porque habrían dado dos dosis de vacunas que no tuvieron altos niveles de eficacia, como la Coronavac del laboratorio chino Sinovac que es el caso de Uruguay y Chile. Esas fueron las tres estrategias sanitarias”, concluyó López.
“En algún momento va a ser necesario una tercera dosis y lo recomendable sería empezar por el personal de salud e individuos inmunosuprimidos, pero, antes que nada, es primordial completar las segundas dosis en el caso de Argentina y plantear también la vacunación en pediatría, en los más chicos” argumentó López y expuso la situación local: “La Argentina en este momento no está en condiciones de avanzar en una tercera dosis, por lo menos en lo inmediato, lo que se debe hacer es el gran esfuerzo de vacunar a la mayor cantidad posible de población”.
López agregó que “en lo publicado hasta ahora, para el caso de las vacunas de Pfizer, Moderna y Astrazeneca mostró que a los 6 meses la eficacia baja, es muy probable que bajen también todo el resto de las vacunas, si bien la de Moderna es la que menos baja en eficacia.
En cuanto a la variante Delta, el infectólogo del Hospital Gutiérrez aclaró: “Con dos dosis alcanza para lograr protección, en cambio con una dosis la protección baja 30% o 40%, el problema que tenemos en la Argentina es que un poco más del 60% de la población recibió una sola dosis”.
“En algún momento va a haber que dar una tercera dosis. La estrategia de cómo aplicar esa tercera dosis depende de cada país en país. La OMS dijo que hay que dilatar o que no es necesaria la tercera dosis porque la estrategia de la OMS es aplicar dos dosis a la mayor cantidad de población del planeta, aún en los países más pobres que son los que tienen menos acceso a las vacunas”.
En diálogo con Infobae, el doctor Ricardo Teijeiro, el infectólogo del Hospital Pirovano y expresidente de la Sociedad Argentina de Infectología (SADI), explicó que “no está definido que en los pacientes sanos de mediana edad baje la protección tras la aplicación de las vacunas. Aunque disminuyen los anticuerpos, a medida que va pasando el tiempo, por el momento, no hay evidencia de que la protección caiga, aún no tenemos esa respuesta según los estudios actuales”.
“Hay que tener en cuenta que aún tenemos una gran población mundial que no tiene el calendario de vacunación completo, y esa debería ser la prioridad”, argumentó Teijeiro y continuó: “Todos aquellos que tienen baja respuesta a la vacunación como los adultos mayores, o las personas con enfermedades oncológicas o inmunosupresión, y que, por edad o por estas afecciones, responden de manera inadecuada porque su organismo genera una menor respuesta inmune, es probable que necesiten un refuerzo”, el especialista hizo hincapié que la tercera dosis puede ser considerada para ciertos grupos poblacionales con factores de riesgo específicos.
También otros aspectos influyen en qué estrategia de inmunización se lleva adelante, Teijeiro explicó que en los casos de Uruguay y Chile, países que aplicaron en gran medida la vacuna china Sinovac, la situación es distinta porque “Sinovac otorga poca protección y en el caso uruguayo la decisión de aplicar una tercera dosis está vinculada a la necesidad de abrir las fronteras para el turismo en en los próximos meses, y además, ya cuente con casi un 70% con calendario completo, algo que le permite su menor cantidad de habitantes”.
Consultado por Infobae, Hugo Pizzi, médico infectólogo, epidemiólogo y profesor de la Universidad Nacional de Córdoba, explicó que “la estrategia de tercera dosis está destinada para lugares determinados y circunstancias precisas como Uruguay y Chile, ya que la vacuna Sinovac mostró una falla notoria al demostrar una eficacia baja cercana al 50/52%. Por estos países consideraron que ese nivel no era una protección adecuada para ese momento epidemiológico y optaron por un refuerzo”.
Pizzi señaló otro caso destacado: “Israel fue el primer país que logró un efecto similar a la inmunidad de rebaño, a una velocidad inusitada, pero al poco tiempo de liberar actividades, ingresaron cinco familias que habían estado de vacaciones, trajeron la variante Delta al sur de Israel, y el gobierno tuvo que volver a limitar y cerrar actividades. Frente a la alta transmisión del variante Delta decidió colocar una tercera dosis en su población”. Pizzi manifestó que “lo lógico es cubrir con dos dosis a la mayor cantidad de población, hay países muy pobres con tasas bajísimas, momentáneamente no hay argumentación y ni evidencia de bajas fuertes de anticuerpos tras la aplicación de dos dosis, la gran preocupación a futuro es es cubrir a todos los niños que hoy están sin protección”.
Los países que ya aplican terceras dosis
Países como Israel o Francia ya administran la tercera dosis a ciertos grupos de la población, principalmente adultos mayores, seis meses después de la vacunación, y personas con sistemas inmunológicos debilitados. En Israel, país que está saliendo de una ola de la enfermedad a pesar de la vacunación, la tercera dosis está disponible a partir de los 12 años, cinco meses después de la vacunación. Mientras, las autoridades sanitarias de los Estados Unidos esperan lanzar una campaña de refuerzo el 20 de septiembre, posiblemente comenzando con las personas más vulnerables.
Uruguay es otra de las naciones que aprobó la aplicación de una dosis de refuerzo, el ministerio de Salud uruguayo anunció la semana pasada la decisión de aplicar una tercera dosis contra el COVID-19 a todos los mayores de 60 años, a partir de los seis meses transcurridos desde la última dosis”, indicaron los funcionarios.
Los infectólogos consultados por Infobae coinciden en que la aplicación de una tercera dosis es una estrategia sanitaria válida en determinadas circunstancias y en pacientes inmunodeprimidos, pero no lo aconsejan para la población en general y recomiendan antes alcanzar a la mayor cantidad de población posible con dos dosis.
Los expertos coinciden en que las dos dosis de las vacunas otorgan una alta protección contra el COVID-19, de entre el 80% al 95%. Pero también aclaran, que esa es la información y evidencia científica conocida hasta ahora. Nuevos estudios e investigaciones pueden brindar nuevos datos o evidencias.