No basta con que la mujer del César sea honesta, también debe parecerlo. Esta famosa sentencia romana no pierde vigencia. Es lo que se exige en esta hora tan difícil a quienes se sientan frente a la alianza régimen-Unasur en nombre de la Venezuela democrática que tienen la obligación de representar. No me alegra decirlo, pero hay dudas al respecto. Sé que la duda ofende. Pero no podemos estar sometidos al chantaje del silencio, ni aceptar que las cosas van por buen camino cuando tenemos la percepción de todo lo contrario.
Pido a Dios estar equivocado, pero siento que el régimen está hoy mejor que hace dos meses y que la oposición democrática ha retrocedido en cuanto a sus planteamientos originarios. A los conversadores de nuestro lado se les nota inciertos y dubitativos, faltos de convicción y de fe. Llama la atención la ausencia de los verdaderos líderes de los partidos fundamentales de la MUD. ¿Porque no asumieron la responsabilidad de encabezar las conversaciones? Sin desmejorar a nadie en particular, se comisionó a una línea media que ni siquiera representa a toda la MUD, con cierta desconfianza con relación a algunos.
Por otra parte, no es legítimo ni honesto, desviar la responsabilidad de cuanto hacen hacia El Vaticano o la Iglesia. Se trata de un calificado testigo más no protagonista activo. Si esta Institución estuviera actuando en contra o al margen de los intereses de la democracia lo cual me parece inverosímil, ya debería haberse denunciado y poner las cosas en su sitio. Pero sé que no ha sido así. Entonces ¿qué está pasando? Los documentos y declaraciones recientes de los voceros más calificados de la Conferencia Episcopal, de arzobispos y obispos conocidos por su transparencia, parecieran caminar en dirección contraria a lo que públicamente se anuncia como acuerdos de avance en el llamado diálogo.
Pareciera un hecho que la alianza régimen-Unasur enterró definitivamente el camino electoral. Tanto el revocatorio como el adelanto de las de gobernadores y legisladores regionales, las presidenciales. Igualmente el respeto absoluto a la Asamblea Nacional, la libertad de los presos y el retorno de los exilados, el cese a la persecución, al acoso al que algunos estamos sometidos y, en fin, el respeto absoluto a la Constitución de la República donde está todo, absolutamente todo lo necesario para recuperar la dignidad democrática y garantizar los derechos elementales del pueblo como salud, educación y seguridad. Lo demás es secundario, pura paja inútil.
Ojalá y recordaran a diario los propósitos compartidos por el país democrático con relación al respeto a la Constitución, al estado de Derecho y a la necesidad del cambio urgente de régimen que empieza con la salida del señor Maduro.