Este lunes, el Dr. Enrique Aristeguieta Gramcko envió una carta pública a Elliott Abrams, Enviado Especial de los EEUU para Venezuela, con el fin de hacerle llegar algunas reflexiones sobre la entrevista que sostuvo Abrams con el portal Infobae.

Aristeguieta afirma en su carta que, para provocar una fractura militar en Venezuela, “no basta esperar a que se profundice la crisis, poner precio a la cabeza de Maduro u ofrecer el levantamiento de algunas sanciones”. Sino que tendría que producirse un hecho de fuerza y asegurar una “zona liberada”, en alguna parte del territorio nacional, en donde pueda asentarse un gobierno de transición.

El dirigente histórico pone como ejemplo la “Operación Antorcha” que se llevó a cabo durante la Segunda Guerra Mundial, la cual logró establecer un territorio liberado en el norte de África, y de esta forma provocó la fractura de las fuerzas francesas pro-nazi.

Seguidamente, el texto completo de la carta, en español y en inglés.

Señor
Elliott Abrams
Enviado Especial para Venezuela
Departamento de Estado
Washington D.C.-

Estimado Señor Abrams:

Con gran interés leí su entrevista para el portal Infobae, donde usted expone cuál es la estrategia del gobierno de los Estados Unidos para lograr una transición democrática en Venezuela. Mediante la presente, me quiero permitir hacer algunas reflexiones sobre los temas planteados en la entrevista.

Comienzo por comentarle que la destrucción de las Fuerzas Armadas –así como su infiltración por parte de agentes cubanos– ha sido tan extensa que, en mi opinión, nuestros militares no están en capacidad de producir por sí solos un quiebre de la institución. Las veces que lo han intentado, han sido delatados, con terribles consecuencias para ellos y para sus familiares. Por tanto, para inducir una fractura militar, no basta esperar a que se profundice la crisis, poner precio a la cabeza de Maduro u ofrecer el levantamiento de algunas sanciones.

Para que se materialice un quiebre, es indispensable que se produzca un hecho de fuerza, que permita a los militares tomar partido. En este sentido, tendría que existir una “zona liberada”, en alguna parte del territorio nacional, en donde pueda asentarse un gobierno de transición, cuyo dominio avance progresivamente hacia el resto del país.

Aclaro que, para lograrlo, no es necesario el uso de tropas extranjeras, puesto que existen fuerzas militares y policiales venezolanas dispuestas a actuar, siempre y cuando cuenten con el apoyo político, logístico y tecnológico de una coalición internacional. Una vez se produzca un hecho de este tipo, entonces sí, civiles y militares se podrían volcar masivamente para apoyar a las nuevas autoridades.

Salvando las diferencias históricas y geográficas, quisiera señalar como ejemplo la “Operación Antorcha”, llevada a cabo en el norte de África durante la Segunda Guerra Mundial; cuando el establecimiento de zonas liberadas en playas de Marruecos y Argelia, provocó el quiebre en las fuerzas francesas pro-nazi, comandadas por el almirante François Darlan. Posteriormente, fue el propio almirante Darlan quien convenció a otros jefes militares franceses de abandonar su lealtad al gobierno colaboracionista de Vichy y unirse a las fuerzas aliadas.

Por otra parte, en la mencionada entrevista, la periodista Sebastiana Barráez le señaló que Nicolás Maduro no cuenta con ningún apoyo dentro las Fuerzas Armadas, pero que, lamentablemente, al parecer, el presidente interino Juan Guaidó tampoco tiene liderazgo en el mundo militar. Usted respondió que Guaidó, en su condición de presidente de la Asamblea Nacional y mandatario interino, tiene la legitimidad para comandar la institución castrense.

Ciertamente, Guaidó posee la titularidad formal del cargo, pero posiblemente no cuenta con el favor de los militares, en buena medida por los errores cometidos por su entorno. Usted conoce bien el rol que jugó un reo de la justicia norteamericana, Raúl Gorrín, en los acontecimientos del pasado 30 de abril; también está enterado del abandono por parte del gobierno interino a más de quinientos militares que cruzaron la frontera con Colombia. Esto, y otras cosas, explicarían parcialmente las reservas que puedan existir en el mundo militar.

Por estos motivos, me parece muy acertado que ni el usurpador Maduro, ni el presidente Guaidó, formen parte del gobierno de transición. Éste debe estar conformado por venezolanos, civiles y militares, de trayectoria intachable, calificados moral y profesionalmente, tal como ocurrió en 1958 en nuestro país.

En su entrevista, usted hizo referencia a ciertos ejemplos históricos, mencionando a Sudáfrica y a Zimbabue. Sin embargo, el caso venezolano es diferente, puesto que por primera vez en la historia de la humanidad, un cartel del narcotráfico toma el control del gobierno de una nación.

Como miembro de la célebre Junta Patriótica, tuve la oportunidad de luchar contra la dictadura del general Marcos Pérez Jiménez; y le aseguro que, pese a su talante despótico, el 23 de enero de 1958, ante la disyuntiva de masacrar a los cadetes de la Academia Militar, el general prefirió abandonar el país. En cambio, quienes hoy nos rigen, no dudarían en asesinar a miles de compatriotas y provocar una hecatombe, con tal de mantenerse en el poder.

Finalmente, quisiera plantearle que urge una solución inmediata al problema venezolano, puesto que nos dirigimos hacia una hambruna generalizada, en medio de una pandemia, con los inventarios de gasolina totalmente agotados, y con los sistemas de distribución de agua, de electricidad y de atención sanitaria totalmente colapsados. Lo que se avizora en el corto plazo es un escenario de caos, enfrentamientos fratricidas y balcanización del país.

Por otra parte, Maduro utilizará el tiempo que continúe en el poder para seguir desestabilizando la región. Sirva como ejemplo el puente aéreo que se inició la semana pasada entre Venezuela e Irán. Dada la condición terrorista del régimen iraní, esta conexión podría ser extremadamente peligrosa, si a ella se le suma la relación de Maduro con Cuba, Rusia, China, el fundamentalismo islámico y el narcoterrorismo colombiano.

Espero que usted analice estos comentarios, considerando que provienen de un venezolano de 87 años, que no ambiciona más cargos ni honores. Solo me interesa el bienestar de mi país y la seguridad regional, seriamente amenazada por Nicolás Maduro, un agente cubano que ni siquiera ha logrado comprobar su nacionalidad venezolana.

Para concluir esta carta, quisiera manifestarle mi profundo agradecimiento a usted, al pueblo y gobierno de los Estados Unidos, por el esfuerzo que hacen para contribuir con el restablecimiento de la democracia y de las libertades en Venezuela.

Sin otro particular, me suscribo de usted.
Atentamente,

Enrique Aristeguieta Gramcko

Sir
Mr. Elliott Abrams
Special Envoy for Venezuela
Department of State
Washington DC.-

Dear Mr. Abrams:

I have read with great interest your interview for the news portal Infobae, where you explain the strategy of the United States government for achieving a democratic transition in Venezuela. Therefore, I would like to express some considerations on the issues raised in the interview.

I begin by commenting on the fact that the destruction of the Armed Forces -as well as their infiltration by Cuban agents- has been so extensive that, in my opinion, our military personnel are not capable of accomplishing by themselves a breakdown of the institution. Every time they have tried, they have been betrayed, with terrible consequences for themselves and for their families. Therefore, to induce a military fracture, it is not enough to wait for the crisis to deepen, putting a price on Maduro’s head or offering to lift some sanctions.

For a breakdown to materialize, it is essential that an act of force take place, which would put pressure on the military to take sides. In this regard, there should be a «liberated zone», somewhere in the Venezuelan territory, where a transitional government can be established, whose dominance could progressively advance towards the rest of the country.

I would like to emphasize that, to achieve this aim, the use of foreign troops is not necessary, since there are Venezuelan military and police forces ready to act, as long as they have the political, logistical and technological support of an international coalition. Once such an event occurs, then yes, civilians and military can overturn massively and support the new authorities.

Setting aside the historical and geographical differences, I would like mention as an example the «Operation Torch», carried out in North Africa during the Second World War; where the establishment of liberated zones on the beaches of Morocco and Algeria caused the breakdown of the pro-Nazi French forces, commanded by Admiral François Darlan. Later, it was Admiral Darlan himself who convinced other French military chiefs to abandon their allegiance to the collaborationist Vichy government and join the Allied Forces.

On the other hand, in the aforementioned interview, the journalist Sebastiana Barráez pointed out to you that Nicolás Maduro does not have any support within the Armed Forces, and that, unfortunately, it seems that the interim president Juan Guaidó does not have a leadership in the military either. You replied that Guaidó, in his capacity as president of the National Assembly and interim president, has the legitimacy to command the military institution.

Certainly, Guaidó formally holds those positions, but he possibly does not have the favor of the military, largely due to the mistakes made by his inner circle. You know well the role that an offender of the North American justice, Raúl Gorrín, played in the events of last April 30. You are also aware of the abandonment by the interim government of more than five hundred soldiers who crossed the border in Colombia. This and other matters in part explains the distrust that may exist in the military.

For these reasons, it seems to me coherent that neither the usurper Maduro nor President Guaidó be part of the transitional government. The cabinet must be made up of Venezuelans, both civilians and military, of an impeccable record, morally and professionally qualified, just as it happened in 1958 in our country.

In your interview, you referred to certain historical examples, such as South Africa and Zimbabwe. However, the Venezuelan circumstances are different, since for the first time in human history, a drug trafficking cartel takes control of the government of a nation.

As a member of the famous Patriotic Junta, I had the opportunity to fight against the dictatorship of General Marcos Pérez Jiménez, and I assure you that, despite his despotic disposition, on January 23, 1958, facing the dilemma of massacring the cadets of the Military Academy, the General preferred to abandon the country. On the other hand, those who rule us today would not hesitate to murder thousands of compatriots and provoke a catastrophe, in order to remain in power.

Finally, I would like to call for an immediate resolution to the Venezuelan predicament which is urgent, since we are heading towards a general famine, in the midst of a pandemic, with completely depleted gasoline inventories, and with a total collapse of water, electricity distribution systems and of healthcare assistance. What is envisioned in the short term is a scenario of chaos, fratricidal confrontations and balkanization of the country.

On the other hand, Maduro will use the time he remains in power to continue destabilizing the region. The airlift that started last week between Venezuela and Iran serves as an example. Given the terrorist condition of the Iranian regime, this connection could be extremely dangerous, especially considering Maduro’s relationship with Cuba, Russia, China, Islamic fundamentalism and Colombian narco-terrorism.

I hope that you will analyze these observations, considering that they come from an 87-year-old Venezuelan, who is not seeking any positions or honors. I am only interested in the well-being of my country and the regional security, seriously threatened by Nicolás Maduro, a Cuban agent who has not even managed to prove his Venezuelan nationality.

To conclude this letter, I would like to express my deep gratitude to you and to the people and government of the United States, for the valuable efforts made to contribute to the restoration of democracy and freedom in Venezuela.

With no further reference, I subscribe to you.
Sincerely,

Enrique Aristeguieta Gramcko