La breve visita del presidente Joe Biden a El Paso para evaluar la crisis migratoria que enfrenta la ciudad fronteriza, no incluyó una parada en uno de los últimos refugios de migrantes irregulares en el área, quienes se quedaron «con los brazos abiertos» y la esperanza de que el mandatario los escuchara.
«Todos los que estábamos acá esperábamos una respuesta de él y que nos visitara, sin embargo no vino (…) nos dejó con las manos vacías, abiertas para recibirlo, no nos dijo nada, no nos mandó a decir nada. Ahora sí tenemos miedo de verdad, que venga la Migración, nos saque», dijo a la Voz de América el venezolano Jonathan Jiménez.
Jiménez entró de forma irregular a El Paso, tratando de evitar los puertos de entrada y la deportación como consecuencia del todavía vigente Título 42. Junto a decenas de sus compatriotas espera por una solución en la iglesia Sagrado Corazón, uno de los últimos refugios tras las masivas redadas que han dejado a la ciudad limpia de migrantes.
Durante su breve visita de poco más de tres horas, el presidente estadounidense visitó la frontera con la mexicana Ciudad Juárez, conversó con oficiales de Aduanas y recorrió el Puente de las Américas, uno de los puertos de entrada más concurrido de la zona.