Foto: EFE.

Que lo que viene es “joropéicion”. Me parece increíble que en esta página que siempre está dedicada a Nicolás, tenga hoy que dedicársela al futuro presidente de la primera potencia del mundo. Pero, sobre todo a sus habitantes, de los cuales se habla siempre como “los gringos”.

Después de vivir muchos años en este país; y en ciudades mucho menos conocidas que Miami o New York, he llegado a la conclusión (y no hoy precisamente) de que el americano no sabe de un carajo, que no sea lo que le circunda en su propia cuadra.

Siempre me llamó la atención que personas que vivían a media hora de Atlanta (estado de Georgia) no conocían esa ciudad. Personas que vivían en Philadelphia, no conocían New York (sólo a una hora de carretera una de la otra). Es como decir que uno viva en Valencia y no conozca Caracas. De hecho, no es que no sepan dónde queda Venezuela (Nicolás pensaba que Portugal estaba en América…  ¿Se acuerdan?) ¡Sino que piensan que todos lo que hablamos español, somos mexicanos!

Los mexicanos, por cierto, son los que hacen el trabajo duro. Viviendo nosotros en Woodstock (ciudad que está a 40 minutos al norte de Atlanta) se suscitó un grave problema para la economía de ese estado: La recogida de la cebolla. El gobernador para ese momento, decidió mandar a todos los que supuestamente van a pagar por el muro de Trump ahora, para su país de origen a las “trumpadas”. ¿Qué pasó? Se perdieron millones y millones de dólares en siembras de cebolla. ¿Y los gringos? En sus casitas con aire acondicionado jugando Nintendo. Algo así como cuando los colombianos le hacían el trabajo a un país vecino. Saben cuál, ¿no?

Pue ése mismo país eligió hace 17 años a uno como este que eligieron estos bellos catires ojos azules.  Dios nos coja confesados. Pero eso no es lo peor. Es increíble como hispanos, que conocen la realidad de nuestra Venezuela (cubanos, colombianos y otros) hayan tropezado de nuevo con la misma piedra.

Dicen que no hay peor ciego que el que no quiere ver. Si los catiritos ojos azules  pusieron la torta y no han ido de Philadelphia a New York, los “pelo quieto” morenazos y barrigones, no lo han hecho mejor. Ojalá me equivoque. A Dios se lo pido.

¿Cómo nos explicamos que una persona que habla de los mexicanos -recuerden que mexicanos somos todos aquí- diciendo que somos  violadores, traficantes y quién sabe cuántas cosas más, salga triunfador con el voto de esos mismos pelo quieto gordos y barrigones?

Lo cierto es que lo más preocupante nos es que haya ganado Trump, lo que realmente preocupa es que la mayoría de las personas piensan como él: racistas, déspotas, con individualismo, sin la mínima consideración humana hacia otras personas que han estado aquí luchando y trabajando duro en este país para poder salir adelante.

Hijos de latinos votando en contra de sus raíces, latinos votando en contra de lo que ellos fueron algún día, el egoísmo predomina. ¿Yo sí y tú no? Es triste pero cierto. El peor enemigo para un latino indocumentado es el latino documentado. Cuántas veces no he escuchado yo decir a compatriotas. “Yo ya soy ciudadano”  Je! Díselo al Chávez number two. Para él siempre seremos mejicanos, aunque tengas pasaporte azul. De hecho, si tienes pelo oscuro, debes ir a recoger cebollas… Aunque hables sifrino y andes en un BMW.

En fin. Ver a los cubanos en El Versalles (famoso restaurant en Miami) celebrando con champán el triunfo de Donald… Y luego el discurso amable, cordial y hasta guachamarón del nuevo mandatario, me recordó a mi Venezuela el día que el difunto dio su primer discurso…

¿Quieres café? ¿Ya tomaste café?…

Cariños y hasta la próxima…