El Proyecto Migrantes Desaparecidos de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) documentó al menos 321 muertes y desapariciones de migrantes en el Caribe en 2022, siendo esta la mayor cifra desde que el Proyecto comenzó en 2014. Esto refleja además un drástico aumento en comparación con la cifra de 2021 que fue de 180.
De ese total, 66 eran mujeres, 64 eran hombres, y 28 adolescentes de ambos sexos. Hay 163 fallecidos que no han podido ser identificados.
“Más del 51% de las personas que perdieron la vida en rutas migratorias del Caribe el año pasado no han podido ser identificadas”, dijo Patrice Quesada, Coordinadora Regional de la OIM para el Caribe. “Esto significa que cientos de familias no cuentan con información acerca del paradero de sus seres queridos”.
La mayor parte de los migrantes que murieron o desaparecieron eran de Haití (80), de Cuba (69), de la República Dominicana (56) y de Venezuela (25). La causa principal de muerte fueron los ahogamientos provocados por las malas condiciones climáticas que dificultan la navegación y el uso de embarcaciones precarias en malas condiciones o que no son aptas para la navegación en alta mar.
Una cantidad significativa de los incidentes registrados ocurrieron en las rutas que conducen a los Estados Unidos, desde la República Dominicana a Puerto Rico, desde Haití a República Dominicana y desde Venezuela a varias islas del Caribe.
Julio César, migrante cubano y único sobreviviente de las seis personas que sufrieron un naufragio, recientemente recordó la terrible experiencia de haber migrado por estas rutas tan peligrosas.
“La embarcación se dio vuelta cinco veces, perdimos nuestras escasas provisiones y el pánico y el frío los abrumó”, dijo. “El miedo te cala los huesos, la ropa termina completamente empapada, el vértigo de las olas (…). Los vi desde arriba, cuando yo estaba en la cresta de la ola, hasta que el agua se los tragó”.
La OIM hace un llamamiento a los Gobiernos de los países del Caribe y de todas estas rutas migratorias para que optimicen la cooperación regional y garanticen la protección y seguridad de los migrantes con independencia de su condición migratoria y en todas las instancias de sus viajes.
La prevención de las muertes de migrantes debe comenzar por medio de vías migratorias regulares, defendiendo el derecho de las familias a permanecer unidas y respondiendo a las necesidades de los migrantes que se encuentran en situación de vulnerabilidad.