La Casa Blanca evitó este miércoles aclarar si invitará a la Cumbre de las Américas de la próxima semana en Los Ángeles (EE.UU.) al líder opositor venezolano Juan Guaidó, a quien considera presidente interino de Venezuela.
Juan González, principal asesor para Latinoamérica del presidente Joe Biden, dijo en una llamada con periodistas que EE.UU. «sigue reconociendo como presidente interino» a Guaidó, a quien apoya desde 2019 para liderar un diálogo que lleve a Venezuela a unas «elecciones libres».
Sin querer ofrecer detalles sobre si Washington invitará o no a Guaidó, González admitió que en la región «hay Gobiernos con visiones diferentes» con los que EE.UU. mantiene conversaciones.
«La postura del anfitrión es importante, pero también queremos facilitar una conversación regional amplia y asegurarnos de que estamos integrando todos los puntos de vista de la Organización de los Estados Americanos (OEA)», señaló González.
El Gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela no ha sido invitado a la cumbre, al igual que el Ejecutivo que lidera Daniel Ortega en Nicaragua, porque EE.UU. no los considera sistemas democráticos.
En cambio, Washington no ha aclarado todavía si finalmente invitará a Cuba, país cuya presencia ha exigido el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, para acudir al cónclave.
González explicó, cuando queda menos de una semana para el arranque de la cumbre, que la Casa Blanca dará a conocer «pronto» la lista final de invitados y apuntó que Biden «personalmente quiere la presencia del presidente de México» en el evento.
«Hemos tenido unas conversaciones muy respetuosas con México y el presidente mexicano, que ha pedido que Cuba acuda a la cumbre. Estados Unidos y México trabajan muy de cerca en muchos aspectos», dijo el asesor de Biden.
El objetivo de Estados Unidos en el evento es cerrar un pacto regional sobre migración, aunque también se abordarán otros asuntos como la economía, la crisis climática, el estado de las democracias o la pandemia de covid-19.
La visión que llevará Washington a la cumbre es que la migración irregular no es solo un asunto de la frontera entre Estados Unidos y México, sino «un problema regional que afecta a casi todos los países» americanos, y buscará que todas las naciones asuman sus «responsabilidades», dijo González.