Panamá apuesta por la diplomacia climática para lograr articular con países de la región, como Ecuador, Colombia y Costa Rica, la conformación de nuevos «líderes azules» que tengan el 30 % de sus respectivas áreas marinas protegidas.

«La meta es que los cuatro países se conviertan en líderes azules, los cuatro presidentes se han comprometido», manifestó en una entrevista con Efe la canciller panameña, Erika Mouynes, en el marco de su visita al archipiélago ecuatoriano para asistir a la firma del decreto de ampliación de la reserva marina de Galápagos.

Estas islas de Ecuador, junto a la del Coco de Costa Rica, las islas Malpelo y Gorgona de Colombia, y Coiba de Panamá, constituyen una provincia biogeográfica única en su diversidad de flora y fauna que quedará protegida en la mayor reserva del Pacífico.

Mouynes consideró la diplomacia climática como un elemento «innovador» que «está dando resultados, empujando a otros países políticamente a que tomen las acciones que se tienen que desarrollar».

PANAMÁ, PIONERO EN LA META 30X30

Panamá fue el primer país del corredor submarino en comprometer la ampliación de su área protegida en junio de 2021, cuando estableció una reserva en el Pacífico de más de 67.000 kilómetros cuadrados, casi el tamaño del país, alcanzando la meta «30×30».

Con esta decisión elevó al 30 % la protección de sus áreas marinas y se convirtió en la segunda nación de América Latina en conseguirlo en el marco de la Iniciativa 30X30 de la ONU.

Esta tiene sus orígenes en estudios científicos que indican que solo se lograrán las metas del Acuerdo de París sobre acción climática si se alcanza a proteger el 30 % del área terrestre y de los océanos.

Durante el Debate Temático de Alto Nivel «Vida submarina, hacia un océano libre de contaminación, protegido y resistente al clima (ODS14)» en el pleno de las Naciones Unidas, celebrado en junio pasado en Nueva York, Mouynes invitó a Ecuador, Costa Rica y Colombia a sumarse a este esfuerzo.

La jefa de la diplomacia panameña avanzó que su país tiene programada una iniciativa destinada a impulsar la preservación de los océanos a través de la monetización del conocido como carbono azul. Este es principalmente capturado por los ecosistemas oceánicos costeros del mundo como manglares, marismas salinas, pantanos, praderas marinas, turberas y potencialmente macroalgas.

«En Panamá vamos a tener ahora el primer plan piloto para carbono azul, mercado donde de alguna manera puedes monetizar la conservación a través de los océanos», refirió la canciller.

INVOLUCRAR A LAS COMUNIDADES

Este tipo de fórmulas, subrayó la ministra panameña, deben involucrar a las comunidades locales para que se conviertan en guardianas de sus propios entornos.

En ese sentido, y pese al recelo que pueda despertar el poner precio a la protección ambiental, Mouynes defendió que el área latinoamericana contribuye «mucho» al medioambiente, pero a la vez se ve «muy afectada» por el cambio climático, especialmente Centroamérica y El Caribe.

Y recalcó que Panamá, a pesar de ser un país considerado de carbono negativo en cuanto a emisiones, no recibe asistencia para la conservación de sus bosques o la protección oceánica.

Entre las acciones desarrolladas por Panamá bajo la diplomacia climática figuran la firma de la Alianza Carbono Negativo junto a Bután y Surinam, y la convocatoria en la COP26 a los presidentes de los cuatro países que integran el corredor del Pacífico Este Tropical a comprometerse con la expansión de sus respectivas zonas marinas protegidas en aras de su eventual interconexión.

En diciembre, Costa Rica cumplió con esa declaración conjunta rubricada en Glasgow y aumentó la protección de las aguas de la isla del Coco.

Ecuador siguió sus pasos el viernes con la ampliación de la reserva marina de Galápagos y el presidente colombiano, Iván Duque, anunció que para el final de su mandato en agosto, el 30 % del territorio colombiano, tanto marino como en superficie, será un área protegida.

Elías L. Benarroch