Tom Brady no es sólo el único jugador de fútbol americano que ha conquistado siete campeonatos de liga profesional de Estados Unidos, sino también uno de los empresarios más astutos que existen en la actualidad en el deporte norteamericano, capaz de convertir en oro todo lo que toca.
Las cualidades de Brady como atleta forman ya parte de la historia de la National Football League (NFL), la liga de fútbol americano profesional de Estados Unidos: récord de victorias como «quarterback (264), de jugador más valioso de la Super Bowl (5), de distancia de pases, de asistencias, de veces que ha sido titular, de «touchdowns»… la lista es prácticamente interminable.
Brady además ha sido capaz de convertir en un año al equipo con los peores números de la NFL, los Tampa Bay Buccaneers, que la temporada pasada tenía un porcentaje de victorias de sólo 0.387 desde que empezó a competir en la liga en 1976, en el campeón de la Super Bowl de este año.
Pero a sus 43 años de edad, Brady es conocido en el mundo deportivo tanto por su mentalidad empresarial como por sus logros deportivos hasta el punto de que ,a veces, su capacidad de ser una especie de rey Midas moderno que convierte en dólares todo lo que toca supera su consideración deportiva.
UN REY MIDAS MODERNO
Cuando la pasada temporada Brady abandonó los New England Patriots, el equipo al que llegó en el año 2000 y al que proporcionó durante 20 años seis campeonatos de la NFL, algunos analistas señalaron que el traslado del «quarterback» de Boston a Tampa Bay obedecía mucho más a razones de márketing que deportivas.
Pocos pensaban que un jugador en las etapas finales de su carrera pudiese convertir a los Bucs, como se conoce popularmente a los Buccaneers, en un equipo ganador. Pero muchos estaban convencidos que la aureola de Brady supondría una bonanza económica para los de Tampa Bay, el equipo que en los cuatro años anteriores a su llegada era el peor de la NFL en asistencia de espectadores.
Como señaló entonces Mike Ozanian en la revista Forbes, «Brady traerá más que su brazo a Tamba Bay. Traerá su marca y la familia Glazer, que posee los Bucs, espera que impulsará la marca del equipo».
Ozanian tenía razón. En parte. Porque Brady ha demostrado que es un rey Midas dentro y fuera del estadio. Pero a diferencia del mito griego, que logró su poder gracias a la generosidad de los dioses, Brady se lo ha ganado a pulso.
Cuando Brady llegó a la NFL en el año 2000, el jugador de San Mateo, California, estaba muy lejos de ser considerado una estrella. Los New England Patriots le seleccionaron en la sexta ronda del «draft» de ese año, básicamente el puesto 199 y después de que otros seis «quarterbacks» fuesen escogidos por los equipos.
LA MARCA BRADY
Dos años después, Brady se había convertido en el titular del equipo de Boston y empezó a trabajar en la creación de su propia marca. En 2005 presentó el popular programa de televisión Saturday Night Live, una verdadera catapulta en Estados Unidos y ese mismo año dio voz a su personaje en «The Simpsons».
Brady empezó a compatibilizar sus labores de lanzador de pelotas con trabajos ocasionales como modelo, actor o representante de marcas como Under Armour, Aston Martin o Uggs.
Y en 2007 empezó a salir con la modelo brasileña Gisele Bündchen con quien se casó en 2009. Bündchen no es extraña al poder de la marca personal: en 2007 ya era la decimosexta mujer más rica del mundo del entretenimiento y en 2014 estaba entre las 100 mujeres más poderosas del mundo.
La unión con Bündchen no hizo más que consolidar la marca Brady. En 2013, el deportista dio forma a su marca con la creación de TB12, una empresa dedicada en la actualidad a la nutrición y el rendimiento deportivo que vende desde camisetas y sudaderas a suplementos alimentarios pasando por equipamiento deportivo.
En la actualidad, TB12 genera 20,3 millones de dólares de ingresos.
Al mismo tiempo que el jugador creó TB12, la pareja Brady-Bündchen empezó a explotar las posibilidades de los medios de comunicación social para afianzar su imagen. En 2014, empezaron a compartir en fotos y vídeos personales en Facebook e Instagram.
EL PODER DE LOS MEDIOS SOCIALES
Cuando Brady compartió en Facebook un antiguo currículum vitae en 2014, el post generó casi 47.000 «me gusta» y 12.000 comentarios y se convirtió en un instante tema de conversación en los programas televisivos de deportes.
Como señalaron los analistas, Brady y Bündchen no necesitaban la atención extra de las redes. Pero la estrategia les permitió «humanizar su marca», hacer a Brady en «más próximo, más involucrado, más disponible y da a los consumidores algo de lo que hablar. Eso es a lo que cada marca debería aspirar», como señaló un especialistas en márketing.
La complejidad del éxito empresarial de Brady va más allá de las cifras económicas. Brady fue el jugador mejor pagado en la Super Bowl de este año, con un salario anual de 25 millones de dólares. Pero no es el «quarterback» mejor pagado de la historia de la Super Bowl (el año pasado Jimmy Garoppolo ganó 27,5 millones de dólares).
Ni siquiera es el jugador mejor pagado de la NFL: ahora mismo ocupa el puesto decimoquinto según los datos de la NFL.
Pero según Forbes, Brady ocupa el puesto 21 entre los atletas más valiosos del mundo en el año 2020 (el primero es el tenista Roger Federer). Y Celebrity Net Worth valora el patrimonio de Brady en 200 millones de dólares. Entre 2000 y 2019, el jugador ganó 100 millones de dólares con publicidad y la publicación prevé que cuando acabe su contrato de dos años con los Bucs la cifra haya aumentado a 140 millones.
Y cuando se combina el patrimonio de la pareja Brady-Bündchen, la cifra asciende a 600 millones de dólares.