En un comunicado llamado: LA VERDAD SOBRE VENEZUELA ANTE EL MUNDO, líderes de oposición aseguran estamos en presencia del final trágico de la historia bicentenaria  de Venezuela como nación de libertades y república, que fuera ejemplo de bienestar en democracia ante la región y el mundo.

Los firmantes del comunicado conjunto son: María Corina Machado, Coordinadora de Vente Venezuela.Antonio Ledezma, Alcalde Metropolitano de Caracas y fundador de Alianza Bravo Pueblo, Diego Arria, ex gobernador de Caracas, exembajador, y expresidente del Consejo de Seguridad de la ONU, Humberto Calderón Berti, ex presidente de la OPEP, excanciller de la República, ex presidente de PDVSA, y exministro de energía y minas, Carlos Ortega, presidente de la Confederación de Trabajadores de Venezuela, Enrique Aristeguieta Gramcko, miembro de la Junta Patriótica de Venezuela de 1958, exdiputado, exembajador, exministro encargado de relaciones interiores, y presidente de la Gran Alianza Nacional (GANA) y Asdrúbal Aguiar, exembajador, ex gobernador de Caracas, exministro de relaciones interiores, y expresidente encargado de Venezuela.

Asegura el comunicado que el  territorio venezolano «permanece bajo el control fáctico de regímenes extranjeros despóticos (Cuba, Rusia, China, Irán) y organizaciones terroristas y narcotraficantes (Hezbollah, Hamás, las FARC y el ELN) que expolian sus riquezas, mientras en las zonas urbanas ejercen su poder disolvente grupos criminales que imponen la violencia y la mendicidad como sistema de vida».

En cuanto al éxodo más grade de la era actual de América, los líderes destacan que: «Más de 6.000.000 de venezolanos han emigrado, viendo fracturados sus lazos de nación y los familiares, y quienes se han quedado medran en lucha diaria por la supervivencia, el obtener los alimentos y medicinas que no se encuentran en el mercado o son de imposible acceso para una población con un salario mínimo promedio de dos dólares (US $ 2) mensuales».

Continúan diciendo: «Transformado en el país más violento de la región – 60,3 víctimas fatales por cada 100.000 habitantes – al punto de frisar las 349.545 muertes durante sus dos últimas décadas, a su crisis humanitaria compleja se le agregan ahora los efectos devastadores de la pandemia mundial del coronavirus, junto a la total paralización de sus actividades.

Huérfano de territorio y ya disgregados sus habitantes el Estado es hoy una farsa, incapaz del ejercicio unitario de sus competencias y potestades soberanas. Ha sido sustituido por las fuerzas despóticas y criminales enunciadas. Su organización formal medra parcelada o a través expresiones de poder material o simbólico paralelas y en todas sus manifestaciones, a todos los niveles. La Fuerza Armada, que ha sido destruida en su base piramidal bajo el comisariado cubano, ha de competir con organizaciones paramilitares o populares sea para la comisión de crímenes o para someter a la población. Y quienes dentro de esta y aquella se oponen son asesinados, encarcelados, torturados.

Los sesenta (60) Estados democráticos y libres del mundo que reconocen como último reducto de legitimidad a la Asamblea Nacional y el gobierno encargado de Juan Guaidó Márquez, son contestes en cuanto al diagnóstico anterior. Además, así lo confirman los organismos multilaterales de los que hacen parte:

✓ “La alteración del orden constitucional y el desconocimiento desde el punto de vista institucional del principio de separación de poderes tiene

consecuencias concretas en las y los habitantes de Venezuela quienes enfrentan serios obstáculos para ejercer sus derechos políticos y participar en la vida pública de la nación… La falta de independencia de las instituciones llamadas a velar por que ello sea posible ha conducido a que el poder público que les fue concedido sirva a fines ajenos a la tarea encomendada” (CIDH, 2017).

✓ “Los grupos delictivos organizados han transportado grandes cantidades de drogas ilícitas a Europa y los Estados Unidos… Hay indicios de que, en la República Bolivariana de Venezuela, los grupos delictivos han logrado infiltrarse en las fuerzas de seguridad gubernamentales y han creado una red informal conocida como el “Cártel de los Soles” para facilitar la entrada y salida de drogas ilegales” (Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes, 2019).

✓ “La República Bolivariana de Venezuela atraviesa lo que podría ser el episodio inflacionario más grave de la historia de América Latina y el Caribe, con una inflación que en 2018 habría alcanzado un 130.060,2% y una hiperinflación cuyo inicio se remonta a noviembre de 2017… A la fuerte y prolongada caída de la producción petrolera se suman la prolongada contracción de la demanda agregada interna, problemas en el suministro del servicio eléctrico y de combustible, y las severas restricciones que sobre la política económica imponen la hiperinflación y el limitado acceso a los mercados financieros internacionales” (CEPAL, 2019).

✓ “Los servicios de inteligencia (el SEBIN y la DGCIM) han sido responsables de detenciones arbitrarias, maltratos y tortura de opositores/as políticos/as y de sus familiares… Miles de personas, principalmente hombres jóvenes, han sido matadas en supuestos enfrentamientos con fuerzas estatales en los últimos años. Existen motivos razonables para creer que muchas de esas muertes constituyen ejecuciones extrajudiciales perpetradas por las fuerzas de seguridad, en particular las FAES [“escuadrón de la muerte” o un “grupo de exterminio”]…” (Alto Comisionado de la ONU para DDHH, 2019).

La verdad de Venezuela no acepta maquillajes. Ha de llamar a la sensibilidad y al escándalo del mundo democrático, por sobre la hora menguada que viven todos los países hoy sujetos a cuarentena.

Los venezolanos como víctimas hemos transitado todas las vías y formas posibles para rescatar al país de manos de la infamia y el crimen organizado transnacional que lo sujeta. Hemos participado de todas las formas de diálogo, negociaciones, experimentos electorales y hasta de simulación constitucional sugeridos por los grupos internacionales y personalidades que se han ocupado de lo nuestro. Ello ha conducido al fracaso y oxigenado al régimen imperante.

La conclusión es imperiosa. Solos no podemos los venezolanos. Estamos secuestrados. Acaso lo olvidan otras naciones que a lo largo de su historia conocen gobiernos al servicio del mal y la mentira, sobre todo en Europa. No pueden ser impasibles ante las mentiras institucionales y fraudes electorales que aún hoy se forjan por los factores de poder ilícito y usurpadores dominantes en Venezuela junto a sus oposiciones de conveniencia, para reducir el desprestigio mundial que a todos nos afecta.

Por lo demás, el abierto y acelerado establecimiento del gobierno iraní en Venezuela es clara manifestación de que se nos usa para el choque y la confrontación entre el fundamentalismo islámico y el sostenimiento de la paz en Occidente. Tanto como el régimen usurpador de Caracas, para encubrir, avanza hacia otra farsa electoral antidemocrática, pues al cabo, como lo han declarado las cabezas de este “la revolución no sale ni por las buenas ni por las malas”

Urge otro destino que sea de esperanza y en dignidad para los venezolanos. Cabe conjurar el uso del territorio nuestro como base de fuerzas del terrorismo y la criminalidad transnacional asociadas a los intereses de gobiernos foráneos, sea Irán o Rusia, China y Cuba, desde donde se implementa la palmaria y señalada estrategia global de destrucción de la civilización de las libertades. Así consta, oficialmente, en documentos elaborados por Hugo Chávez Frías desde 2004.

Cabe ponerle fin al círculo vicioso de la retórica diplomática apaciguadora y que de suyo extiende sin resolver el sufrimiento indecible de los venezolanos. Urge de la comunidad internacional una nueva y precisa condena de la farsa electoral en la que avanza su régimen despótico en esta hora, en complicidad con falsos actores de oposición democrática. Ella cuenta con mecanismos políticos y jurídicos a su alcance. Los conoce a cabalidad, pero reclaman de voluntad política, como el principio universal de Responsabilidad de Proteger (R2P), las obligaciones que impone la Convención de Palermo contra la Delincuencia Organizada Transnacional, y en lo regional, el apoyo que a la acción colectiva multilateral facilita el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR). No pueden permanecer más como letras muertas. Una acción internacional que le devuelva la paz y su identidad a Venezuela es impostergable.

Los venezolanos cargamos sobre los hombros nuestras tragedias y con coraje, pero sus efectos negativos comienzan a desplegarse sobre la región y el mundo, cuyo silencio e inacción acaso pueda hacer cómplices a sus distintos gobiernos de haber condenado a una nación que fue faro de libertades en las Américas, desde 1810. Lo que es peor, la omisión o el retardo comienza a hacerles víctimas iguales del virus de violencia y autoritarismo que amenaza a sus propios países.

Solidarios con el sufrimiento de nuestros compatriotas, suscribimos esta declaración, a los 17 días del mes de junio de 2020″.

VENEZUELA ANTE EL MUNDO