Transcurría el año 1996 cuando el ex basquetbolista panameño Jair Peralta se alistaba para jugar fuera de su natal Panamá (05-01-1976). Todo estaba cuadrado para su primera experiencia profesional de la mano del club uruguayo Peñarol. Sin embargo, el debut no se concretó. “Hacía mucho frío en Uruguay y me devolví a mi país”, dice el ahora presidente de la Federación Panameña de Baloncesto (Fepaba). Una decisión muy arriesgada, pero que cambió su vida.
Su corta estadía en el país suramericano no le alcanzó para recibir al menos el primer pago. “Gracias a Dios fue así. Opté por una beca en Estados Unidos y el hecho de que no me hubiesen pagado en Uruguay me mantenía aún en estado de amateur, no profesional, condición en la que no podía optar por la ayuda académica”, explicó.
Viajó a Estados Unidos para jugar y estudiar en la Three Rivers Community College, donde obtuvo el grado de técnico en administración de empresas y posteriormente fue a la Tennessee Martin University para graduarse en relaciones internacionales. “En la universidad lideré la conferencia en asistencias y terminé como cuarto mejor anotador”, dijo el base armador.
Cambió todo
Esa experiencia en Estados Unidos le abrió la puerta para mejores cosas. Comenzó a formar parte de la selección nacional de Panamá y “llovieron” los contratos para jugar fuera del Istmo. “Volví a Uruguay, pasé por Argentina, México y por supuesto, Venezuela”. Esos cuatro países vivieron de cerca la carrera del eterno número cinco.
“Recuerdo de manera muy grata mi pasantía por Venezuela”, dijo Peralta, quien defendió los colores de Panteras de Miranda y Marinos de Anzoátegui. “El baloncesto allá se vive de manera electrizante. Cuando lo haces bien te aman, pero cuando fallas, los fanáticos te lo hacen saber. Es toda una fiesta”, agregó.
Su paso por la Liga Profesional de Venezuela le dejó, además, grandes amistades. “En mi primer año con Panteras fue una de mis mejores etapas. Eran puros locos en el buen sentido de la palabra. Unos locos con mucho talento y la pasábamos bien realmente. Ese baloncesto me ayudó mucho en mi carrera”.
A pesar de la experiencia que le dejó ese maratónico periplo por Suramérica, Peralta no pudo cristalizar su sueño, que era jugar en Europa. El nacido en Ciudad de Panamá, al contrario de otros talentos que comienzan una carrera en el baloncesto, no tenía como sueño jugar en la NBA. Su anhelo tenía una razón de peso.
Su padre, el también ex jugador de la selección de Panamá, Davis Peralta, fue becado para jugar en España y siempre escuchaba sus historias. El abuelo, con el mismo nombre de su progenitor, también practicó el deporte de las canastas.
“Y mi abuela, Petra Checa, también fue selección nacional femenina. El baloncesto corre por mis venas. Era inevitable no dejarme enamorar por este deporte. Todos usaron el número cinco en el uniforme y de ahí la tradición de usarlo yo también”, confesó el piloto de 40 años de edad.
Esas influencias del viejo continente lo inclinaron a decidirse por ver más baloncesto de Ligas europeas, sobre todo de España. “La NBA es un espectáculo. En Europa se juega el baloncesto en su esencia. El juego de rotación, de cortinas, de varios pases, y ese es el que disfruto y me gusta ver”, comentó.
Objetivo claro
Peralta recordó que desde que comenzó a jugar pensaba en liderar el puesto que ostenta actualmente: presidente de la Federación Panameña de Baloncesto. “Estaba aprendiendo mientras jugaba porque quiero ayudar, ese es mi lema de vida. Una vez que cumpliera la etapa como jugador, ya iba a conocer las necesidades de cada uno, por lo que podía colaborar de mejor manera”, dijo.
Su periodo comenzó en abril 2015 después de ser elegido de manera unánime y se extenderá hasta diciembre 2018. Entre sus primeros logros, está la reactivación de la Liga Profesional de Baloncesto de Panamá, masculina y femenina, la sede del Centro Básquet y la de Correcaminos de Colón en la Liga de las Américas.
“Cuando entregue el cargo quiero que el baloncesto panameño sigan en vías de crecimiento. Que las bases estén sólidas y los muchachos si interesen en jugar baloncesto. Además, unas instalaciones dignas para la práctica de este deporte que llevo en el ADN y tanto me apasiona”, cerró Peralta.
En pocas palabras…
Un lugar: San Blas.
Un plato de comida: Arroz con pollo.
Una película: Cadena de favores.
Un artista: Rubén Blades.
Una frase: Esta que decía mi abuela. “Nunca dejes de ayudar”.