Una protesta en los alrededores del palacio presidencial venezolano. “Agua de chorro, agua del chorro”.
Vecinos de una humilde barriada cerca de la sede de la presidencia exigían el jueves pasado la restitución del servicio de agua, suspendido hacía tres meses.
Como allí, en muchas zonas de Venezuela donde se han intensificado los racionamientos de los servicios públicos
En el caso de Zulimar Cahuao son 15 días sin agua. Vive en Petare – un gigantesco complejo de barriada de la capital- donde un pozo de agua se ha convertido en su única solución.
“Yo tengo más de 15 días sin agua (…) cerca de mi casa hay un chorrito que llega y ahí se hacen colas inmensas que la gente amanece, me ha tocado amanecer en esas colas para tratar de agarrar un poquito de agua, aunque sea para el baño, también se recoge agua con la lluvia, pero tampoco ha llovido”, dijo Zulimar Cahuao.
Elizabeth también es afectada por los racionamientos constantes en el suministro de gas y agua. Tiene dos hijos, uno de 17 y una de 15 – que se reparten las labores.
“A la niña la mando abajo para que me haga la cola del agua porque es un solo chorrito para tantas personas (…) esto es un caos, este es el pan de cada día”, dice Elizabeth.
Marcos Goitia – de 19 años, lleva tres semanas sin gas en su casa, perdió un día de trabajo para buscarlo… no tuvo suerte.
“Hemos tenido que cocinar a veces en fogón porque no tenemos gas, o tener que decirle al vecino que te caliente la comida”, indicó.
Los cortes de electricidad alcanzaron el domingo a un hospital en Carabobo, en el norte del país.
“Tenemos en quirófano a un paciente con herida de arma de fuego en abdomen con más de 10 minutos en mesa operatoria sin energía eléctrica”, según un video difundido en Twitter por el diputado Marco Bozo Tamayo.
El gobierno ha reconocido fallas puntuales en los servicios públicos, pero normalmente las atribuye a sabotajes de la oposición.