La testosterona es la principal hormona sexual del hombre. Pertenece al grupo de los andrógenos y, en general, es responsable de las características típicamente masculinas. Entre otras funciones, ayuda a mantener el impulso sexual, la producción de esperma, el vello púbico y corporal y desarrollo de los músculos y los huesos.
Controla todas las funciones sexuales como la libido, la potencia y la fertilidad. Además, conserva la apariencia típica masculina que se desarrolla en la pubertad.
Los bajos niveles de la hormona afectan la salud y se relacionan con obesidad, diabetes, presión alta y síndrome metabólico (el cual incrementa riesgo de problemas cardiacos). Asimismo, puede ocasionar depresión y disfunción eréctil. La causa más común de niveles bajos es la edad y llega a su punto más alto con la “andropausia” o hipogonadismo. El declive de su secreción se inicia gradualmente a partir de los 30 años, por disminución progresiva del estímulo de la hipófisis para su producción. Otros factores son: un trauma o infección testicular, la radio y quimioterapias, los analgésicos con sustancias opiáceas.
Queremos resaltar los beneficios y riesgos expresados en estudios realizados en hombres mayores con unos niveles bajos de la hormona y a quienes se les indicó la testosterona como tratamiento. “Estos estudios, llevados a cabo en 12 centros de Estados Unidos, a pesar, de los beneficios encontrados como el aumentar la densidad ósea, reducir el riesgo de demencia, parecen indicar que el mejor uso de la terapia con testosterona es la disminución de la disfunción sexual, pero se encontró un aumento significativamente mayor en la placa en las arterias y esto podría aumentar su riesgo futuro de ataque cardiaco, accidente cerebrovascular (ACV) y enfermedad cardiaca”. Señaló el doctor Thomas Gill, profesor de geriatría de la Universidad de Yale y quien dirigió uno de los centros de los ensayos clínicos.
Los primeros informes revelaron que la testosterona podría mejorar el deseo y la función sexual de un hombre, pero no haría mucho por mejorar su vitalidad general o su función física.
Los cuatro últimos ensayos se publicaron el 21 de febrero en la revista Journal of the American Medical Association. Uno para el tratamiento de la anemia y otro para mejoría de la densidad ósea, en el que se obtuvieron resultados francamente positivos. Pero en el ensayo cardiovascular, el estudio encontró que el volumen de placa arterial aumentó significativamente más en el grupo tratado con testosterona en comparación con el grupo de «control» no tratado y en el ensayo sobre cognición no hubo un cambio significativo en la memoria verbal, la memoria visual ni la resolución de problemas.
“Aunque los ensayos mostraron un beneficio positivo para la salud ósea y la anemia, no es conveniente que la testosterona se considere un tratamiento de primera línea para esas afecciones. El motivo es que ya hay otros procedimientos bien establecidos y más efectivos. Son potencialmente áreas de beneficios adicionales si se receta testosterona a un hombre para la función sexual», comentó Gill. Pero los nuevos hallazgos dieron un giro sombrío a los efectos a largo plazo de la testosterona en la salud cardiaca. “También hay preocupaciones continuas de que la terapia con testosterona podría aumentar el riesgo de cáncer de próstata de un hombre, igual que la terapia con estrógeno puede aumentar el riesgo de cáncer de mama en las mujeres, no obstante estos Ensayos de Testosterona fueron a demasiado corto plazo como para evaluar ese riesgo.