Foto: Archivo

El intergaláctico, el jefe supremo, el papá de los helados, el comandante supremo. Toda esa monserga venimos oyendo y leyendo por todos lados. Fotos del tamaño de las torres de Silencio; estatuas en cada estado. Chiabe vive, la lucha sigue…

Toda esa paja y el amor infinito que le tienen sus seguidores, nos han tenido hasta la coronilla. La última -inventada por algún idiota jala mecate- a ver si lo enchufaban más aún, es la de “Aquí no se habla mal de Chiabes”

Todo eso duró, hasta que la famosa Constitución, sueño dorado del intergaláctico, no les sirvió para un-co. Ahora el famoso librito azul, que todos sacan para cualquier estupidez que van a decir en cadena nacional, ya no sirve.

Bien dice el dicho, que el muerto la hoyo y el vivo al pimpollo (¿no es así?) Ya todo lo que dice el librito no les funciona a los hijos de su madre, que tanto quieren (¿o querían?) al supremo. Y conste que no estamos hablando de los que se opusieron al comandante eterno. Estamos hablando de sus puchunguitos, hijos predilectos y el heredero de su coroto, incluyendo a su hermanito Adán, que bien pudiera llamarse más bien, Caín.

Ya nadie sube al cuartel de la montaña a ver el muñeco que depositaron ahí. Ahora es mejor que no. La verdad, esa Constitución ahora pesa en los bolsillos. Es mejor hacer otra a la medida de Nicolás y Tibisay.

Y hablando de Tibisay: ¡Qué rapidez para convocar unas elecciones! Aquí no hay que confirmar firmas ni huellas. Ni nada por el estilo. Dale, que no viene carro.

Uno como mujer se pregunta: ¿Esta señora tiene hijos? Y ahí mismo uno se contesta: Sí. Debe tenerlos… Pero viviendo en Suiza o esos países económicos. Desde que el mundo es mundo, todo hemos sabido de la profesión más antigua del mundo, y seguramente, cerca de nuestras casas en algún momento vivió o fue vecina una de estas “profesionales” a las que nuestras abuelas no saludaban (ni dejaban que uno las saludara) por aquello de que tenían dudosas cualidades.

Pero es que ni estas “mujeres de la vida alegre” no dejaban ver sus contoneos con el cliente de turno ¡Y menos en cadena nacional! Esta señora sin desparpajo alguno, se quita la ropa, se entrega y se menea como “teniendo la azúca abajo” delante de millones de venezolanos… Sin pena alguna. Y después hablan de Diosa Canales. Por favor, al menos ella es en cierta forma agradable a los ojos masculinos, pero Tibisay…

Lo cierto es que aquí todo el mundo se olvidó del muerto. Bueno, en realidad, todos, menos la gente que ve cómo el intergaláctico (ahora lo llaman Mortadela) destruyó nuestro país y sembró el odio en todas partes. ¿Qué cosas, no? Ahora sus hijos queridos le dan una patada a su famoso “legado” y quieren crear otro que les venga a su acomodo; y los que no estaban con el comandante eterno, defienden lo que el tipo dejó. Las incongruencias de la vida.

Si mi abuela estuviera viva, diría: “Ese señor debe estar revolcándose en su tumba” y yo añado: ¡Qué fino! Y, si como dicen en el llano, si el Mortadela está enterrado bajo una mata de mamón, que le caiga el árbol entero arriba.

Y ni qué hablar de aquellas grandiosas manifestaciones que llenaban avenidas y calles. Ya la gente no va ni que le manden autobuses.

Lo cierto es que el legado de Mortadela se lo llevaron en los cachos sus propios hijitos que ni siquiera pueden salir de Venezuela. No así su hijita favorita. Que a fuerza de vender productos Avon, vive en el oprobioso imperio mesmo. ¿Quién le iba a decir a Mortadela, de este escabroso legado?

Esperemos que todos aquellos que nacieron bajo este desastre y que ese mismo desastre, se los llevó antes de tiempo sin conocer otra Venezuela, sepan desde donde estén, que su lucha no fue en vano. Ellos sí dejaron un legado.

 

Chiabe vive, pero ya no tanto.

 

 

Cariños y hasta la próxima…