Por fin la gente de bajos recursos llegó a la era digital. Los ricachones y boliburgueses ya estaban full de tarjetas de todo tipo, hasta que el socialismo del siglo XXI se ocupó de los menos favorecidos. Ahora ellos también son “tarjetahabientes”. Qué contentura. No hay palabras. Ya era hora.
Por años hemos visto propagandas de todo tipo de tarjetas. En este caso no hemos tenido necesidad de hacerle la publicidad, pues con este carnet o tarjeta electrónica, la gente va y compra lo que sea…Lo único es que ese “lo que sea” es comida… justamente lo que no hay. Pequeño detalle.
Si aplicáramos la publicidad de aquellas tarjetas que se usaban en Venezuela, y se usan en otras partes del mundo para todo, podríamos hacer un comercial así:
Comercial de Master Card (ahora carnet de la patria)
Locutor: un kilo de arroz para una familia de ocho muchachos, que sólo va a durar lo que dura un suspiro en un chinchorro: 7 mil bolívares…
Una bolsita de harina PAN que alcanza para 20 arepas que deberán repartirse entre los 8 muchachos por 2 semanas (a ½ arepa por cada uno): 3 mil bolívares…
Un kilo de azúcar -si se consigue- porque no hay que ser exigente… Además, que ya se sabe que ese edulcorante es nocivo para la salud: 1500 bolívares…
Una bolsa de caraotas negras, adosada con pequeñas piedras, las cuales habrá de limpiar tal como hacían nuestras abuelas: 3 mil 500 bolívares…
Montarse en una camionetica con ese par de bolsas, esperando que te atraque cualquier “privado de libertad” recién salido de la cárcel, no tiene precio…. Para todo lo demás, está el carnet de la patria…
Por supuesto (ya sabemos cómo es la cosa), estarán los famosos raspadores de tarjeta, que cambiarán la bolsita de cuatro cosas, por un buen frasco del famoso jefe de tribu, mejor conocido como Cacique…
El asunto es que ya “taguearon”, para decirlo en lenguaje “feisbuqueano”, o para decirlo en criollo, etiquetaron a todo el que necesita comer y no puede con los precios bachaqueros. Total que estos muérganos -que bien gordos están- se han valido del hambre de la gente para saber dónde viven, cuántos son y qué es lo que comen, gracias al socialismo del siglo XXI, heredado del difunto (que en su paila esté).
Claro que, aparte de aquella Master Card, también está Visa. Esta, por cierto, no es precisamente la tarjeta de crédito, sino lo que busca el resto de los venezolanos, para huir de ese sistema que está humillando a todos, para no tener que pedir por favor, que le entreguen el bendito carnet.
Total, que de una forma u otra, todos estamos digitalizados. Los que marca el gobierno, los que se quieren desmarcar y los que no les interesa el horrible carnet de la patria, porque tienen Visa y MasterCard y en dólares.
Pero nos queda otra famosa tarjeta, y es la American Express. Esta ya es para aquellos que compran con auténtica tarjeta de crédito, sólo para sacarla delante de los demás, porque a fin de mes, tienen que bajarse de la mula con el 100% de lo gastado. O sea… Es crédito, pero no.
En ese sentido, para otros que habitan nuestro país y que son bastantes, esta nueva modalidad se está desarrollando en las calles de Venezuela y es que el hampa está asaltando con puntos de venta. Te conminan muy amablemente, a que pases tu tarjetica y les des tu número de cédula, para luego preguntar: ¿Cuánto tienes en la cuenta mi amol? No podemos negar, que esto es un adelanto cibernético, el cual debe ser considerado para el próximo libro Guinness, como el récord de único país donde atracan con afiliación a tarjetas bancaria (eeessssooo!)
Y para terminar, no podemos dejar de lado, el slogan de esta famosa tarjeta, muy usado por los malandros cuya ocupación es “quebrar” a todo el que se les atraviese en su camino con la pistolota que cargan en el pantalón y últimamente, su pequeña granada: Nunca salga sin ella.
Cariños y hasta la próxima…