Conversar con Marcel Salamín, es adentrarse en la historia de Panamá y de América Latina en general. Doctor en Ciencias Políticas, escritor, ex embajador de Panamá en Nicaragua, Estados Unidos y Venezuela, trabajó estrechamente con líderes de América Latina y Europa. Mano derecha de Torrijos primero, asesor de Carlos Andrés Pérez después, a pesar de ser un ferviente hombre de izquierda
La xenofobia regional respecto a los venezolanos es destacada por la prensa internacional. Usted vivió años en Venezuela, ¿qué recuerda de ella y su gente?
Guardo los mejores recuerdos. Siento cariño y agradecimiento por su gente, siempre abierta y cordial. Ahora, déjeme identificar el origen de la xenofobia. Durante largos años los panameños se defendieron de la presencia norteamericana que no dejaba entrar a los panameños a la zona del canal, y además implantó un modelo de pago salarial que privilegiaba a unos y discriminaba otros. El Gold Roll era para los blancos y el Silver Roll para quienes no lo eran, la diferencia entre uno y otro era abismal. Más tarde, la constitución panameña de 1941 del presidente Arnulfo Arias, quien estaba influenciado por el fascismo alemán, promueve políticas racistas que aún en ese entonces eran controvertidas. Arias, al derogar la constitución de 1904 y redactarse la nueva con más de 50 artículos discriminatorios, intoxicó, inoculó una xenofobia generalizada arrastrando incluso a los pardos quienes repudiaban a los más pardos, siendo que los panameños somos producto de una gran mezcla, como sucede también en muchos países del Caribe incluida Venezuela. Cada cierto tiempo, cuando el panameño ve que llegan grupos grandes de un lado o de otro -porque no es solamente contra los venezolanos, también se ha expresado así contra los colombianos- se genera una actitud defensiva muy tóxica que lleva a que el panameño responsabilice al extranjero de sus penurias.
¿A qué se debe que la mayoría de las profesiones solo puedan ser ejercidas por panameños?
En la segunda mitad de los años 20, el grueso de las dependencias públicas del país -con la venia de nuestros presidentes- eran ocupadas por ciudadanos norteamericanos, surge entonces desde el interior del país un movimiento de capas medias que se traslada a la capital organizado en lo que se llamó Acción Comunal, primer brote de organización de derecha nacionalista en Panamá y del cual fue uno de los más destacados, Arnulfo Arias Madrid. Ese grupo mayoritariamente de abogados que querían ejercer y no se les permitía, comenzaron una lucha lógica y legítima: rescatar los puestos de trabajo para los panameños. A partir de allí, se genera una cultura jurídica para proteger las profesiones que dura hasta el día de hoy. Son poco más de 50 leyes muy duras que protegen de manera cerrada las profesiones que se ejercen en Panamá. Esto nos impide hoy que podamos beneficiarnos -por razones accidentales y dramáticas para Venezuela en particular- de profesionales altamente entrenados, capacitados en las mejores universidades del mundo gracias al sistema de becas Gran Mariscal de Ayacucho ya desactivado. Lamentablemente, aquí no pueden ejercer y terminan haciendo de choferes o lavando platos.
¿Hay propuestas de flexibilizar estas regulaciones?
Hay voces importantes que han planteado la necesidad de revisar la normativa, pero la verdad es que no ha habido la voluntad política para ello. Esta situación ha dado espacio a corrupción, porque en el caso de esas primeras oleadas de venezolanos que llegaron, la administración de Martinelli, a través de una “amiga” quien mandaba en migración, comenzaron a vender visas, lo que produjo algunas investigaciones y demandas por peculado, uso indebido de fondos y extralimitación de funciones.
Usted fue asesor del Presidente Carlos Andrés Pérez ¿avizoró él lo que se le venía a Venezuela luego de la intentona de Chávez?
Si, él se dio cuenta. Dos cosas resalto: Pérez, por su profundo talante democrático, tenía la convicción que nadie atentaría contra el sistema de libertades. Así que descubrir que no era un bien común, fue como un rayo en mitad del verano. La segunda fue el haber entendido de manera clara que venía una catástrofe donde el también sería víctima. Al vivir el fallido golpe de Estado de Chávez, y las maniobras para su destitución, sabía que lo que se aproximaba un derrotero de grandes proporciones. “Hubiera preferido otra muerte”, expresó cuando lo destituyeron. “Hubiera preferido otra suerte para Venezuela” frase que confirma lo que intuía.
¿Ve diferencias entre Noriega y Maduro?
Las diferencias son las justificaciones que tiene cada uno para hacer la misma barbaridad. No hago diferencias entre una dictadura de derecha o de izquierda y toda persona auténticamente democrática y si es de izquierda, tiene que tener un discurso crítico sobre las conductas de la izquierda cuando se vuelven complacientes o rompe códigos morales importantes, que son lo que a final de cuenta, sostienen a la izquierda democrática.
¿Maduro es de izquierda?
No, una persona como él no puede ser calificado de izquierda. Maduro y sus colaboradores son un conjunto de personas retorcidas y resentidas que se amparan llamándose de izquierda. Stalin también se decía de izquierda. No es la adjetivación o clasificación lo que cuenta, sino la conducta. Noriega y Maduro por lo que hicieron, son la misma cosa. Ambos –guardando las proporciones- son jefes de un cartel. En el caso de Maduro y su antecesor, y gracias a la experiencia cubana, se hicieron de todo el poder, siendo la fuerza armada su fortaleza básica. Antes de Noriega existió Torrijos quien era muy distinto a Noriega. La corriente Torrijos estaba tan implantada en el ejercito panameño que había críticas, pensamientos y cuestionamientos a las políticas de Noriega quien no dominaba ni controlaba totalmente ese sector, tanto así, que hubo intentos por desalojarlo.
¿Cómo se sale de regímenes de esa naturaleza?
Con Noriega vino una invasión desafortunada. Debimos haber resuelto el problema nosotros.
¿No pudieron?
No era que no pudiéramos, había gente que no quería. Yo tengo la experiencia con Carlos Andrés Pérez, de haber conversado con los dirigentes opositores panameños que llegado el momento -tengo incluso documentos- expresaron claramente que no optaban por la movilización del pueblo porque no sabían exactamente hacia donde se podía dirigir eso. Entonces… pasó lo que pasó.
Coincidencia con lo que pasa hoy en Venezuela
Mire, ya ustedes saben que fulano, zutano y el de más allá, conforman la oposición cómoda y amigable que encaminó todo hacia la derrota del movimiento popular. Esos no cuentan y tienen que tenerlo claro. Pero la oposición está viva, tanto así, que vota con sus pies saliendo del país. El que no tengan liderazgo suficiente adentro no significa que la gente se plegó porque lo que la gente está diciendo es voy a buscar la vida de alguna manera y no me doblego aquí adentro. A la oposición no se le debe identificar con un grupo de dirigentes porque ella es mucho mas que eso, es un sentimiento general de rechazo al régimen y si eso está allí…alguien puede liderarlo. El asunto está en quién tiene el coraje para enfrentar algo tan difícil.
Una importante encuestadora venezolana señaló recientemente que 17 % de la población ha migrado, es decir, más de 5 millones. ONG´s prevén que para finales de año la diáspora podrían llegar a 8 millones produciendo mayor desequilibrio en la región.
Por qué la gente tiene que huir de su país.? Quién origina el desastre, quién los expulsa? Eso es lo que hay que corregir. Ah! el principio de la no injerencia, dirán los dictadores abusadores que lo utilizan como escudo o protección para impedir que los gobiernos de América Latina tomen cartas en el asunto, pero también creo que a los presidentes les ha faltado convicción democrática. Si uno los mira contra el espejo de las libertades, uno se puede dar cuenta que hay mandatarios en la región que cojean por allí y entonces el silencio es lo que priva, convirtiéndoles en cómplices del desastre cuando el problema hay que resolverlo en la fuente. Si fuera Venezuela un país devastado por fenómenos naturales la gente tendría que salir y buscar refugio en otro lado, pero un país como el suyo, con las riquezas y extenso territorio, no hay sino razones meramente políticas para que la gente salga despavorida de allí; eso hay que resolverlo. A partir de lo que se haga adentro, afuera se pueden hacer otras muchas cosas, interponer medidas para ahogar financieramente al régimen y hacerle imposible que pueda mover un solo centavo que es lo único que les duele… hay que seguir golpeándoles allí. La comunidad internacional debe actuar en términos humanitarios reales frente al éxodo, que será temporal porque los venezolanos quieren regresar a su tierra, no es ponerles unas carpas en la frontera, sino asegurarse de crear las condiciones para que puedan regresar a su país y eso implica que los países afectados por la diáspora tomen medidas con respecto al régimen venezolano. En Panamá, para ponerle un ejemplo, las líneas aéreas siguen viajando a su Nación, en la zona libre se siguen haciendo negocios porque el interés económico priva sobre el interés de la vida de lo venezolanos y del destino democrático de la región. En síntesis, creo que hay que juntar esas dos cosas: un liderazgo adentro que asuma la responsabilidad cualquiera que esta sea, incluso en el extremo de pedir ayuda internacional. Mire, pienso que la Asamblea Nacional se ha quedado corta en relación a las expectativas de quienes le eligieron cuyo deseo es zafarse de la dictadura. Esa AN nombró a los magistrados, éstos en el exilio dictaron sentencia condenatoria a Maduro por corrupción y lo inhabilitaron políticamente, pues hay que nombrar un gobierno como se hizo en Nicaragua durante la dictadura somocista con el Grupo de los 12, reconocido por los gobiernos de entonces, Panamá el primero. Ese gobierno se estableció en Costa Rica y generó una dinámica distinta porque hay un órgano legítimo ¿Hay un grupo de los 12 en Venezuela? Seguro que sí, 3, 4, 7 y se constituyen en gobierno. María Corina ha pagado muy duro el quedarse adentro y estoy seguro que querrá mantenerse adentro pero se tiene que completar el proceso. Si Maduro está destituido, si carece de legitimidad el régimen, es momento que la AN nombre un presidente interino. ¿No lo hicieron con Carlos Andrés Pérez? ¿Por qué ahora no lo pueden hacer?
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