Voluntarios en Seattle fueron inyectados con una vacuna experimental para frenar el nuevo coronavirus, participando así, en la Fase 1 del primer ensayo clínico en humanos. El gobierno federal patrocina el ensayo que realiza el centro de investigación Kaiser Permanente, en Washington.
Un grupo de 45 personas sanas, de entre 18 y 55 años, participan en el estudio que evaluará la respuesta del sistema inmunológico a tres diferentes dosis de la vacuna para combatir el coronavirus y busca determinar si es o no segura para su uso en humanos.
Jennifer Haller, la primera en ser inoculada, quiso participar para ser parte de una posible solución al COVID-19.
«Espero que consigamos rápidamente una vacuna que funcione, podamos salvar vidas y que las personas puedan volver a sus vidas lo antes posible», dijo Haller.
La doctora Lisa Jackson dirige la primera fase del ensayo de la vacuna, mRNA-1273, desarrollada por la empresa de biotecnología Moderna, en tiempo récord -dos meses- desde que científicos chinos dieran a conocer la secuencia genética del nuevo coronavirus, SARS-CoV-2.
«No hay posibilidad de contraer coronavirus de la vacuna. La vacuna no está hecha del virus. No tiene ninguna parte del virus. Incluye un código genético que instruye a las células del cuerpo a producir una proteína que el virus tiene con el fin de inducir una respuesta inmune contra esa proteína», dijo la doctora Lisa Jackson, líder del estudio Kaiser Permanente.
La vacuna usa una forma genética del genoma del virus. La teoría es que cuando se inyecta en las personas, las células lo procesan para que las células inmunes puedan reconocerlo y destruirlo.
Según la doctora Jackson, si funciona, la vacuna podría permitir desarrollar una respuesta inmunológica más rápida en caso que la persona posteriormente se infecte con el virus.
Si los primeros participantes del ensayo no desarrollan efectos secundarios o reacciones graves, investigadores reclutarán a cientos más de voluntarios sanos para confirmar los resultados de las pruebas iniciales.
El doctor Antoni Fauci, director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas, advierte que las pruebas clínicas tomarán al menos entre 12 a 18 meses para determinar si la vacuna es segura y efectiva. Recién entonces, se podría autorizar su producción para consumo masivo.