En el argot deportivo los llaman «distintos», jugadores que nacieron para marcar diferencias. No tienen miedo a perder, al contrario, se mantienen vivos porque por sus venas corre sangre de victoria. Román Torres, quien ya era ídolo, ahora es leyenda de todo un país que vive una fiesta por su primera clasificación a un Mundial de Fútbol.
Román Torres, «Mazinger», «Leyenda», como usted quiera llamarlo, marcó al minuto 88 (2-1), cuando la esperanza se estaba esfumando, el gol más importante en la historia de esta pujante nación de cuatro millones de habitantes y receptora de gran cantidad de extranjeros, entre ellos el técnico de la selección, el colombiano «Bolillo» Gómez.
No lo tome como un escrito individual para Román. Su gol….Bueno, GOLAZO, terminó de coronar el esfuerzo de todo un grupo que soñaba con darle la alegría al pueblo panameño.
Un niño llamado Alejandro, de la 24 de diciembre, festejó al lado de sus familiares, mientras les decía, «ahora quiero tener el pelo como Román». El capitán tiene un estilo con trenzas que ahora usarán mucho de sus seguidores.
«El sentimiento es simplemente inigualable», le dijo Torres a ESPN tras el compromiso ante Costa Rica en el estadio Rommel Fernández de la capital panameña.
Una estatua para ROMÁN, ¡POR FAVOR!