Una de cada 3 organizaciones a nivel global usa regularmente la inteligencia artificial (IA) y otro 40%  de las organizaciones está ansiosa por aumentar su inversión en esta tecnología.  Así 75% de los líderes senior esperan que la IA provoque cambios significativos o disruptivos en los próximos tres años. Los datos se desprenden del estudio Talent Trends 2024 en su edición exclusiva para líderes de Michael Page.

El estudio indica que 41% de los altos ejecutivos ha utilizado la IA en su puesto actual, siendo tecnología el sector principal en uso de esta herramienta (71%). Los sectores que menos la usan son Inmobiliario (31%), Energía (31%) e Industria y Manufactura (30%). “La IA tiene el poder de revolucionar las industrias, pero solo si se utiliza de forma responsable. Los líderes deben comprometerse con el desarrollo y la implementación ética de la IA”, indicó Juliana Otálvaro, Senior Executive Manager de Michael Page Centroamérica.

La edad desempeña un papel importante en la adopción de la IA. El estudio muestra que los profesionales de 20 años están adoptando la IA al doble de velocidad que los mayores de 50 años. Esta brecha generacional subraya la necesidad de invertir en la mejora de las competencias para garantizar que todos puedan prosperar en un entorno de trabajo en el que la IA sea un factor determinante.

“Sin duda la IA está transformando los lugares de trabajo. Las organizaciones deben invertir proactivamente en capacitación, sobre todo, para los empleados que puedan sentirse rezagados por el rápido ritmo del cambio. Esto promueve una plantilla inclusiva y ágil.”, indicó.

El estudio precisa que entre los directivos, es ligeramente más probable que, las mujeres hayan utilizado la IA más que los hombres. Geográficamente, Asia-Pacífico destaca como pionera en IA, con casi 3 de cada 4 profesionales en Singapur y casi 2 de cada 3 en China que han adoptado esta tecnología.

Crece la desconfianza

El estudio reflejó que en general, solo un tercio de los empleados sienten que pueden ser ellos mismos en el trabajo y solo una cuarta parte cree que su lugar de trabajo fomenta un entorno verdaderamente inclusivo. Sin embargo, los altos directivos encuestados son algo más positivos ya que más de 4 de cada 10 sienten que pueden ser ellos mismos en el trabajo y 3 de cada 10 creen que su lugar de trabajo es inclusivo.

En el caso de los trabajadores con discapacidad y los de la comunidad LGBTQIA+, esta cifra es significativamente mayor (4 de cada 10). Estas personas también tienen más probabilidades de presenciar cómo se excluye o discrimina a otros individuos. La discriminación por edad encabeza la lista de prejuicios observados, seguida de cerca por el racismo. Entre los líderes encuestados, los directivos de nivel senior son más propensos a identificar la discriminación por edad como un problema (55%) que los directivos de más alto nivel (44%).

El estudio indicó que solo un tercio de las personas denuncian discriminación, incluso entre los altos directivos reflejando una cultura en la que denunciar se considera arriesgado. Según el estudio, 8% de los líderes senior han experimentados discriminación o marginación de los cuales el 63% no lo reportó.

“Las organizaciones necesitan una cultura de honestidad y confianza si quieren lograr un cambio real. Los empleados deben sentirse seguros para hablar sin preocuparse por las consecuencias. Como líder, marcas la pauta dejando claro que informar estos problemas es beneficioso para la empresa. Así se crea un lugar de trabajo en el que todo el mundo se siente apoyado”, precisó.

Disparidad en avances

En lo que respecta a las iniciativas de DE&I (diversidad, equidad e inclusión) consideradas importantes en el lugar de trabajo, el estudio indica que solo alrededor de la mitad de los empleados están satisfechos con la forma en que se están gestionando por sus empresas, lo que indica un importante margen de mejora.

Sin embargo, los altos directivos encuestados parecen tener una visión ligeramente más positiva de estos esfuerzos, posiblemente porque es más probable que dirijan estas iniciativas. “Esta discrepancia en la percepción pone de relieve una poderosa idea: los líderes deben quitarse las vendas de los ojos y reconocer que sus empleados no están viendo los mismos niveles de avance. Aunque los directivos piensen que sus esfuerzos en materia de DE&I están dando sus frutos, la realidad muestra un panorama diferente”, explicó.