Texas tiene que mover una barrera flotante que instaló en el río Bravo y que suscitó el rechazo de México, falló el viernes una corte federal de apelaciones, asestando un duro golpe a una de las agresivas medidas del gobernador republicano Greg Abbott destinadas a frenar la entrada ilegal de migrantes en Estados Unidos.
La decisión de la Corte Federal de Apelaciones del Quinto Circuito exige a Texas que detenga cualquier obra en la barrera de aproximadamente 300 metros (1.000 pies) y la traslade a la orilla del río. La orden ratifica la decisión que emitió un tribunal de menor instancia en septiembre, que Abbott calificó de “incorrecta” y había pronosticado que sería revocada.
En cambio, esta semana el tribunal con sede en Nueva Orleans asestó a Texas una segunda derrota jurídica relativa a sus operaciones fronterizas. Una jueza federal el miércoles permitió que los agentes de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP por sus iniciales en inglés) sigan cortando el alambre de púas que el estado instaló a lo largo de la orilla del río, a pesar de las protestas de funcionarios texanos.
Texas ha afirmado durante meses que secciones del río Bravo (o Grande) no están sujetas a las leyes federales que protegen las aguas navegables. Pero los jueces argumentaron que el tribunal de menor instancia había dado correctamente la razón al gobierno de Biden.
“Se tuvo en cuenta la amenaza para la navegación y para las operaciones del gobierno federal en el río Grande, así como la amenaza potencial para la vida humana que creaba la barrera flotante”, escribió la jueza Dana Douglas en su dictamen.