Venezolano de nacimiento bajo el nombre de Manuel Gallardo. Mejor conocido como «Tote», este artista callejero de profesión con más de 80 países recorridos en 16 años, se encuentra en Panamá para continuar con su labor, que no es más que «darle esperanza a los niños en sus tragedias».
¿Y cómo lo hace? En entrevista con El Venezolano, Gallardo contó que su carrera artística comenzó en la ciudad de Roma, Italia, donde aprendió a pintar con los dedos (sin otros instrumentos como pinceles) encima de figuras de vidrio.
«Un tiempo después, en Khayelitsha, uno de los barrios más peligrosos de Ciudad del Cabo en Sudáfrica, me di cuenta que mi trabajo entretenía a los niños, entonces pensé que sería muy buena idea llevar este regalo a los pequeños más necesitados y comenzar a recorrer el mundo», contó.
«Tote» explicó, además, que su trabajo, principalmente, buscar llegar a los niños más necesitados, a los que sufren Síndrome de Down, discapacitados, niños con cáncer, violentados sexualmente, con problemas en la familia, víctimas de guerra, entre otros problemas».
«Cuando llego a una ciudad busco penetrar en los sitios más vulnerables, en donde están los niños más necesitados. Ese es realmente mi objetivo, dejar un aporte y sin hacer tanto ruido. No me gustan las condecoraciones, las portadas, los flashes, yo lo que quiero es dejar mi granito de arena en esos niños que tanto necesitan».
Sin compromisos
Gallardo confesó que no le interesan los colores políticos, ni mucho menos estar atado a los lineamientos de marcas, por el contrario, siempre ha tratado de mantenerse al margen de cualquier compromiso con marcas.
«Yo tengo mis ideas claras y no pienso cambiar mi parecer. Luego de más de 16 años de estar viajando por el mundo sin recibir apoyo de absolutamente nadie, no pienso cambiar ahora».
«Tote» confesó que ha atravesado las fronteras del mundo costeándose él mismo los gastos que representan movilización y alimentación. «Todo sale de donaciones de personas que ven mi trabajo o de vender algunas de mis obras que son muy originales. Trabajo con paisajes, ilusionismo, realismo».
Ha recorrido gran parte de Asia, África, Rusia, La India, y desde hace unos meses llegó, como siempre liviano de equipaje, a Centroamérica. Comenzó su recorrido por México, pasó por Honduras, Nicaragua, el Salvador, Guatemala, Costa Rica y desde hace unos días en Panamá, antes de seguir su paso hacia Colombia y Venezuela.
Dijo que no conoce las fronteras y que su pasaporte es un portafolio que lleva para arriba y para abajo, en el que pueden verse todas las publicaciones que le han hecho en varios países y varios idiomas.
«Esa es mi carta de presentación, no hay más. Cuando ven la cantidad de medios internacionales, nacionales y regionales que han destacado mi trabajo, nadie me ha evitado entrar a los países», destacó.
En Panamá ha trabajado con la Fundación Fanlyc y con el proyecto Vida en Patio Pinel en Santa Ana.
«Puede que mi aporte en Panamá no sea tan visible, pero dejo claro que par de niños descubrieron que tenían un talento de pintar a través de mi iniciativa y eso quedará grabado por siempre. Ahí les dejo ese par de talentos, ahora queda de parte de las autoridades competentes apoyarlos para que se puedan desarrollar».
Después de todo tu amplio recorrido, cuál ha sido uno de los lugares que más te ha impactado? «Con las familias descendientes de los caníbales en Papúa Nueva Guinea», dijo.
«Como activista humanitario, lo tengo que decir, me ha tocado visitar lugares muy remotos que, incluso, han puesto en riesgo mi vida, sin embargo, llevarle esta terapia a los niños es una misión que no detendré».
Tote cerró haciendo énfasis en su principal objetivo con este proyecto de vida. «Que las personas sean menos indiferentes a los problemas. Que vean lo que en verdad no quieren ver».