De un plumazo el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), acabó con las solicitudes que la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), elevó en la reunión exploratoria entre el oficialismo, la oposición y la participación del Vaticano. La maquinita de fabricar sentencias se prendió el jueves por la noche y para sorpresa de todos, parte de las peticiones de la MUD fueron bloqueadas.
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La salida electoral (revocatorio o elecciones generales) y el reconocimiento de la Asamblea Nacional (respeto a sus competencias e integridad), exigencias de la oposición, fueron los blancos a los que apuntaron los magistrados Luis Damiani y Lourdes Suárez desde la Sala Constitucional, e Indira Alfonzo desde la Electoral en sus dictámenes divulgados a menos de 24 horas de efectuarse la segunda reunión entre el gobierno y la oposición en Caracas.
La Sala Electoral en la sentencia 153 declaró inadmisible un recurso de amparo contra el Consejo Nacional Electoral para que reactivara la recolección del 20% de las firmas para el revocatorio. Alfonzo argumentó que el solicitante debió recurrir por separado contra los cinco tribunales penales que investigan presuntas irregularidades en el 1%. Esto, aunque el solicitante Julio Pérez confirmó que solo pidió amparo contra la suspensión del 20% y nada planteó respecto a los referidos tribunales penales.
Mientras, la Sala Constitucional determinó la inconstitucionalidad de dos leyes sancionadas por la AN por estar en desacato del TSJ. En el caso de la Ley Orgánica de Telecomunicaciones, en la sentencia 938, Damiani acotó que no se cumplió con la consulta al Ejecutivo sobre el impacto económico; y en el caso de la Ley de Contraloría, según el fallo 939, Suárez agregó que el Parlamento no puede legislar en materia de control fiscal.
Muestra de debilidad
En ese sentido, el segundo vicepresidente de la AN, Simón Calzadilla, tildó los fallos de incomprensibles e inexplicables. A su juicio, en su intento por aparentar control y fortaleza, el gobierno envía señales contradictorias. “Sentencias como esas dejan al gobierno mal parado con el país, con los representantes de la Unasur y del papa, y con la comunidad internacional. Pareciera que existen actores dentro del gobierno que están jugando a que fracase el diálogo. El debilitamiento, por parte del propio gobierno, de la única instancia donde se pueden alcanzar eventuales acuerdos políticos traduce que poco le importa esa instancia”, argumentó, reseñó El Nacional.