En medio de toda esta horrible situación que nos acosa, hay noches en las que, en verdad, son dignas de una buena película de Netflix. Primero nos llega el rumor -que podríamos llamar en lenguaje televisivo, la promoción- y luego el video.
Al principio no podemos creerlo y pensamos que es otro rumor que alguien inventó por allí; pero después sale, prácticamente en cadena por todo el mundo, la zaparrapanda de objetos lanzados a algo o alguien que viene montado en un jeep descapotable, cual reina de belleza.
Empezando, aquello parece una película estilo Charlie Chaplin, pues a lo lejos se ve a un bigote que se soba y se soba, mientras otros corren en cámara rápida esquivando la avalancha de cosas, entre ellas huevos… Y con lo caros que están, debe haber arrechera en su máxima expresión, para en vez de comérselos, lanzarlos a esos “ilustres visitantes”.
Ahora bien: ¿a quién se le ocurre salir en un descapotable cuando la tormenta está en candela? Solo a un cabeza hueca (y perdonen que redunde).
Hay que tener madera (o en criollo, ser bien cara ‘e tabla) para aparecerse cual galán de cine en un pueblo donde la gente no tiene ni luz para ver la película. Y por si esto fuera poco, transmitido en vivo por el canal de todos los enchufados y acompañado del locutor más jalabola de todos los jalabolas que, con voz rimbombante, anunciaba “la despedida del comandante en jefe más querido por su pueblo…” y bla bla bla. Perorata que solo fue interrumpida por el chaparrón de objetos contundentes que volaban desde todas las direcciones.
Ahí fue donde la carroza del rey salió a velocidad de júye -cobarde para el aeropuerto.
Luego de esto, pudimos ver al “jefe más querido por su pueblo” salir en un videíto como para demostrar que no tenía chichones.
Lo que sí podemos decir es que chichones son los que nos sobran en el alma, de ver a nuestros jóvenes ser golpeados, empujados y -lo peor- apresados por querer ejercer un derecho, por otros que se supone, deberían defenderlos. A esos vestidos de verde, es a los que hay que lanzarle huevos pero en docenas. A ver si algo se les pega.
Sobre todo a los que vimos tomándose selfies en medio del desastre. Me imagino que para mandarle la foto a sus respectivas madres con una notica: “Mamá aquí estoy lanzando bombitas. Para que veas que yo estoy bien. Llego más tarde… Acuérdate de tenerme algo pa’ comer que llego mamao… Ción”. Solo en Venezuela.
Pero cómo no vamos a tener chichones y heridas en el alma, cuando a un pran delincuente, al que dieron muerte sus propios compañeros en una cárcel, se le traslada en un vuelo privado al mismo estado Bolívar en días anteriores, mientras la gente que trabaja no tiene ni quien la custodie. Me imagino que muchos de ellos le tiraron la sarta de huevos al que te conté, a ver si por arte de magia, aparece la policía por su barrio.
No sería de extrañar que a alguien del régimen se le ocurra, decirle al “jefe más querido por el pueblo” que se compre un Papa-Móvil -Contra-Huevos- para que pueda hacer su desfile e ir saludando cual reina de carnaval. Como esto no sería nada extraño en nuestro país, podríamos empezar ya a buscarle un nombre al aparato en cuestión:
Platanote- Móvil, Toripollo-Móvil, Bobolongo-Móvil, Mi ApáRaul-Móvil, Mariposón- Móvil. En fin, cualquier apodo que a usted se le venga a la cabeza.
En fin. Cada día tenemos más chichones y cada día tendremos más, mientras sigamos gobernados por gente tan alejada de la realidad como estos. Y mejor lo dejamos de ese tamaño… Al fin y al cabo, esta es la página de humor de EV Panamá.
Cariños y hasta la próxima.