Desde que el pasado 3 de noviembre el fiscal de la Corte Penal Internacional (CPI), Karim Khan, anunciara la apertura de una investigación formal a Venezuela, defensores de esta decisión repiten, como si de un mantra se tratase, que Nicolás Maduro y altos funcionarios están en el punto de mira del alto tribunal. Pero es falso, al menos, de momento.
Khan lo dejó claro antes de irse de Venezuela, tras una visita de tres días. Además lo reiteró a su regreso a La Haya (Holanda), donde se encuentra la sede de la CPI: «No se ha identificado a ningún sospechoso». Las pesquisas se centrarán en confirmar, o no, si se produjeron delitos sobre los que el alto tribunal tiene competencia.
Así lo recoge un memorando de entendimiento suscrito en Caracas por las partes, cuyos signatarios fueron Maduro, en representación de Venezuela, y Khan, en nombre de la Fiscalía de la CPI.
«En esta fase no se ha identificado a ningún sospechoso ni a ningún objetivo», señala el documento, que explica que «la investigación tiene por objeto determinar la verdad y si existen, o no, motivos para formular cargos contra alguna persona».
La CPI deja abiertas todas las opciones hasta que la investigación, que se realizará en estrecha colaboración con el Estado venezolano -con prioridad para hacer averiguaciones desde el propio país-, arroje frutos, ya sea en positivo o en negativo.
«Es determinante la decisión del fiscal de la CPI de abrir una investigación formal sobre crímenes de lesa humanidad y violación sistemática de los derechos humanos a Nicolás Maduro y su cadena de mando», escribió el sector opositor de Juan Guaidó en su cuenta de Twitter.
Sin embargo, tal y como reza el memorando de entendimiento, apegado al Estatuto de Roma -del que Venezuela es Estado parte desde el año 2000-, la CPI otorga a las instituciones nacionales la potestad de investigar los hechos denunciados, por los que el alto tribunal mantiene abierto el proceso.
Los resultados de la investigación en el país serán comunicados a la Fiscalía de la CPI, conforme al principio de complementariedad, que significa que, en ningún caso, la justicia internacional desplazará ni obviará a la nacional, sino que deben complementarse y prestarse apoyo mutuo.
Las instituciones venezolanas se comprometieron a investigar, analizar todos los casos y facilitar al tribunal de La Haya cualquier dato nuevo o que sea requerido, un requisito que debe ser recíproco, por lo que el país espera que la CPI facilite la información con la que cuenta y que, hasta el momento, «no ha sido aportada», pese a haberse solicitado «en reiteradas ocasiones».
Sin embargo, la oposición afirma, de manera rotunda, que «se han cometido crímenes de lesa humanidad». Por este motivo consideran que hay que buscar «una sentencia condenatoria», palabras que desacreditan las del propio Khan, quien se limitó a decir que «procede abrir una investigación para establecer la verdad», ignorando acusaciones no probadas y respetando los principios establecidos.