Publicado por La Estrella de Panamá
Por César Del Vasto*
Los lazos que nos unen a la república de Simón Bolívar trascienden la política, abarcando los nexos culturales. Una historia en común que van más allá de los recientes altercados con el gobierno de Maduro.
Para no irnos tan lejos, nuestra vivencia común con el pueblo venezolano se remonta a la creación del Virreinato de Nueva Granda, en 1739. Los panameños fuimos incorporados al Virreinato de Nueva Granada, vasta nación suramericana, tanto en lo jurídico como en lo militar.
Durante las guerras de independencia con España participamos con más de mil guerreros en las batallas decisivas de Ayacucho, y Junín en 1824, sellando con su sangre la hermandad de las armas suramericanas.
Cabe destacar que José María Carreño fue el primer gobernador del proyecto ‘grancolombiano’ en nuestro Panamá, y era venezolano.
Pedro Gual y el general Pedro Briceño Méndez, prestigiosos revolucionarios independentistas, participaron como delegados al Congreso de Panamá en 1826, plasmando sus impresiones del país. Posteriormente, el coronel Juan Eligio Alzurú y Luis de Urdaneta Barrenechea y Faría, ambos venezolanos, llevan a cabo un golpe de estado al general José Domingo Espinar, convirtiéndose en pequeños dictadores. Perecieron en batalla, tras intentar separar a Panamá de Colombia en 1831, intento que fue frustrado por la firmeza del coronel Tomás Herrera.
Ilustres panameños y venezolanos se hermanaron en el fortalecimiento de las logias masónicas y en el combate a las invasiones procedentes de Europa y Estados Unidos. Panamá estuvo al lado de Venezuela, principalmente durante la invasión anglofranco-española de 1861.
En otro ejemplo de estas relaciones, Benjamín Ruíz, uno de los combatientes en la revolución liberal restauradora de Cipriano Castro (1899), quien fuera designado gobernador en el estado de Carabobo, fue retratado por Rufino Blanco Fambona en el panfleto De cuerpo entero; el negro Benjamín Ruiz (1900).
Con sangre venezolana
Ricardo Joaquín Alfaro Jované, nuestro prominente internacionalista nacido en 1882, en la ciudad de Panamá, fue hijo de Luis Ramón Alfaro (1844-1892) y Hortensia Jované y nieto del teniente coronel José Alfaro, quien era militar venezolano y la dama panameña Fermina Jiménez.
Otro panameño destacado con sangre venezolana es Carlos Calzadilla, nacido en la provincia de Los Santos en 1916 e hijo de padre venezolano. Este educador se destacó en luchas populares contra la oligarquía ‘vendepatria’ y sus atrasos políticos y culturales.
El periodista popular Gil Blas Tejeira (1901-1975) se desempeñó como embajador de Panamá ante los gobiernos de Costa Rica y Venezuela, durante los años 1962 y 1966. Uno de sus libros , Venezolanos en Panamá , publicado en 1967, está dedicado a ese bravo pueblo suramericano.
Por su parte, Belisario Porras, primer presidente nacido en el interior del país, narra en su obra Trozos de vida las inversiones del dictador Juan Vicente Gómez en Panamá.
No podemos dejar de mencionar a Pío Tamayo, y otros camaradas exiliados en ciudad de Panamá, dos profesores del Instituto Nacional que influyeron decididamente en los revolucionarios panameños de la huelga inquilinaria de octubre de 1925, que sería aplastada por tropas yanquis, a petición del gobierno de Rodolfo Chiari.
Durante esta época turbulenta arribaron a Panamá el médico y político exiliado José Rafael Wendehake, nacido en Venezuela y que en 1916 se exilió en Colón. En Veraguas se dio a conocer por acabar con la enfermedad de la buba. Tuvo una destacada participación en la fundación de la Asociación Médica Nacional, el 21 de septiembre de 1929. Asimismo fungió como fundador y presidente del Partido Revolucionario Venezolano (PRV) en Panamá, quienes combatieron al dictador proestadounidense Juan Vicente Gómez, quien vendió al país.
Mantuvo un apoyo solidario y constante —junto a sus conciudadanos— a favor de todos los proyectos contrarios a esa dictadura aberrante. Retorna a su país en 1936 para combatir a la dictadura. En los años cuarenta se radica definitivamente en nuestro país.
El tema ‘Taboga’, composición de Ricardo Fábrega, de la banda sonora del corto venezolano del mismo nombre —que marcó el inicio del cine sonoro de aquel país— formó parte del imaginario popular. Fue interpretado por el negrito Chapuseaux, acompañado de la Orquesta Billo´s Caracas Boys, en 1938.
Durante los años cuarenta y cincuenta, nos visitaron exiliados y mandatarios, incluso el dictador Pérez Jiménez, quien en 1956 participó en el Congreso de Panamá. Hubo más uniformados que presidentes, gracias a la mentalidad militarista impuesta por el presidente estadounidense ‘Ike’ Eisenhower.
No podemos dejar de mencionar el gran defensor del pueblo venezolano, el revolucionario panameño Diógenes de la Rosa, amigo de Rómulo Betancourt, a quien conoció en Costa Rica —cuando la mayoría de los opositores venezolanos de la llamada generación de 1928 pasaron por nuestro país—. Se trata del dirigente que era miembro del partido. Fue embajador de Panamá en Venezuela, en los años sesenta. De aquellos años datan las relaciones culturales con Esther María Osses y Carlos Wong, en la Universidad de Zulia; de Emilio Muñoz, pianista y Germán Vergara, cantante en Caracas.
Hermanos en el exilio
Por su parte, Carlos Andrés Pérez vivió un corto periodo durante uno de sus primeros exilios, participando en la resistencia contra la dictadura venezolana encarnada por Pérez Jiménez. Difundía sus ideas a través del programa radial Venezuela Libre. Juan Cristóbal Zúñiga, hijo de Carlos Iván Zúñiga Guardia, recuerda que su padre fungía como enlace de la resistencia civilista del Partido Acción Democrática en Venezuela.
En la década del cincuenta la lista de los exiliados venezolanos iba en aumento: Rómulo Betancourt, Raúl Leoni y Jóvito Villalba, entre otras destacadas figuras de la historia venezolana, a quienes los jóvenes del Frente Patriótico, encabezados por el padre de Zúñiga Guardia, brindaban apoyo solidario. ‘Armando Rodríguez Trilla, José María Machín, Ángel Fariñas Salgado, Manuel Martínez, José Saa Zamora, Gonzalo Barrios, Luis Augusto Dubuc, Jaime Lusinchi, y principalmente Carlos Andrés Pérez, eran algunos de los nombres familiares dentro de las decenas de amigos venezolanos que mi padre conoció en Panamá, Guatemala, Chile y Perú’, rememora Cristóbal Zúñiga.
‘Cada vez que venía Carlos Andrés a Panamá visitaba nuestro hogar. Tengo memoria de una visita realizada en 1958, cuando retornaba a Venezuela de su exilio en Costa Rica. Posteriormente lo recuerdo en 1967, para esa época controlaba la organización de su partido y le expresó a mi padre que se encaminaba a la presidencia de Venezuela, la que alcanzó seis años después’, comenta Zúñiga. Basta recordar la solidaridad de ese presidente y sus sucesores para con la causa anticolonial a fin de recuperar el Canal para el desarrollo de nuestro país en los años setenta.
Finalmente, nos unen como pueblos, los artistas panameño-venezolanos, Frank Spano, actor guionista y director con una carrera cinematográfica, quien nos brindó su obra teatral Gauguin y El Canal (INAC, Panamá, 2006), ganadora del concurso Ricardo Miró, y la poeta panameña-venezolana, nacida en Caracas en 1972, María Angélica León Roux, ganadora de premios en nuestro y su patio, ambos muy apreciados por los panameños amantes de la unidad entre los pueblos, sin cobardías ni invasiones extranjeras.
*Sobre el autor: Licenciado en Historia por la Universidad de Panamá. Ganador de premios en concursos nacionales de poesía, ensayo y monografías. Autor de los siguientes libros: Breve historia del cine panameño (con Edgar Soberón Torchía), Breve historia del movimiento de liberación nacional; Roberto Durán Samaniego, hombre y mito; Diógenes De la Rosa, un hombre de ideas; Historia del Partido del Pueblo. Historia del Partido Comunista de Panamá; Historia de la Fotografía panameña; La televisión panameña; Universidad de Panamá, orígenes y evolución; Rogelio Sinán, e pur si muove. También ha publicado algunos ensayos en Cuba y España. Actualmente colabora con el diario La Estrella de Panamá, y desarrolla algunos proyectos en materia cinematográfica y nuevos estudios de historia panameña, y latinoamericana.